Opinión

Otra treta de Puigdemont

 

Nadie parece haberse tomado muy en serio la última iniciativa del expresidente de Cataluña, Carles Puigdemont, para ir de número dos en una candidatura europea unitaria que encabezaría el presidente de ERC, Oriol Junqueras, que aunque preso tiene sus derechos de participación política intactos. Desde este partido han calificado la propuesta como “una ocurrencia”

A pesar de todos los intentos por parte de Puigdemont y los suyos de concurrir a las elecciones europeas y municipales con listas unitarias de la que formen parte los principales partidos independentistas, ERC ya ha dicho por activa y por pasiva que no participará en ningún tipo de confluencia y que se presentarán a los comicios con sus propias siglas, porque consideran que de esta manera el independentismo puede abarcar un espectro más amplio, para convencer a más gente de sus planes soberanistas, tratar de “coser el país” y buscar apoyos en los caladeros de la derecha y la izquierda. De ahí que no hayan participado en la creación de la Crida, el último intento del expresidente Puigdemont de montar un movimiento transversal, calificado por los dirigentes de ERC como un intento de reagrupar al independentismo de derechas. Donde el expresidente ve una oportunidad de rearmarse, los republicanos ven una treta para acentuar la presión y más tras el reconocimiento por parte de Puigdemont del liderazgo “indiscutible” de Junqueras. 

En el enfrentamiento entre estas dos estrategias, la unitaria de Puigdemont y la particular de Oriol Junqueras, hay que agradecer a ERC que en esta ocasión se muestre más proclive a consolidar sus bases y a lograr ser, por fin, el primer partido catalán, que a primar la unidad, o como expresa el propio Oriol Junqueras lo más útil es “ir separados pero con planteamientos unitarios”. En todas partes está escrito que cuando un espectro político está dividido, su representación proporcional en las instituciones, lejos de aumentar, disminuye por efecto de la ley electoral, y no hay duda de que la unidad tiene un efecto de arrastre del voto que suele arrojar mejores resultados. Además Puigdemont ha abierto la puerta a la CUP a los independentistas más radicales que quieran participar de la propuesta con la presencia de Anna Gabriel en el tercer lugar de la lista, aunque la CUP es un partido declaradamente antieuropeísta.

A ERC también hay que reconocerle que sus principales dirigentes hayan comenzado a aceptar que no existe la suficiente masa crítica de ciudadanos a favor del soberanismo como para volver a intentar una declaración unilateral de independencia.

La decisión de Oriol Junqueras de encabezar la lista de su partido a las elecciones europeas -se negocia en coalición con EH Bildu y el BNG- se enmarca en el intento de mantener viva la internacionalización del expediente catalán y de utilizar el Parlamento Europeo como altavoz de sus reivindicaciones, al tiempo que les servirá para denigrar a la democracia y la justicia española, aprovechando además su condición de preso y que puede mantener esa condición después de celebradas las elecciones europeas si no media su absolución.

Tras la negativa de Junqueras a la lista unitaria, el PdeCAT debe elegir ahora a su cabeza de candidatura para la que ha sonado el abogado de Puigdemont, Jaume Alonso-Cuevillas.

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