Opinión

Peticiones catalanas

Alos sucesivos gobiernos de la nación se le acumulan las peticiones del Govern catalán que ha ido incrementando sus demandas a medida que sus presidentes se instalaban en el palacio de la Generalitat. Así, Artur Mas presentó 23 demandas relativas al autogobierno y las infraestructuras para que fueran transferidas o negociadas. Carles Puigdemont dobló la apuesta y presentó a Mariano Rajoy 45 asuntos, que recogían los anteriores y añadió el punto 46, la negociación de un referéndum de autodeterminación, y ahora Quim Torra presentó el pasado 20 de diciembre a Pedro Sánchez otro documento con 21 demandas, de las que solo se sabe el contenido de tres, aunque todas las peticiones contenidas en esos documentos presentados a La Moncloa se pueden resumir en dos, autodeterminación y dinero.

Los socialistas pidieron en su día a Mariano Rajoy que se sentara a debatir con el gobierno catalán todas aquellas demandas planteadas por Puigdemont, salvo una, la que hacía referencia al referéndum de autodeterminación, imposible de conceder por mandato constitucional. Pedro Sánchez se encuentra ahora con que la nómina de peticiones catalanas ha aumentado, aunque algunas de las pendientes se han abordado en la veintena de reuniones bilaterales que han mantenido ministros y consellers a lo largo de los últimos meses.

En lo que no hay acuerdo, y no lo habrá, será en la organización de un referéndum de autodeterminación por las razones ya expresadas por todos los miembros del Ejecutivo a los que se les pregunta por esta cuestión. No obstante, y como muestra de que Quim Torra es inasequible al desaliento y de que su visión para la solución del expediente catalán está fuera de la realidad, el presidente catalán ha propuesto una mediación internacional para la organización del referéndum, como si se tratara de un conflicto entre dos países que tiene que resolver un conflicto bilateral y con desconocimiento de que, en peores circunstancias, ningún gobierno español dio validez a ese tipo de comisiones.Sin embargo, Torra ya ha visto cuál ha sido la respuesta internacional a su intento de secesión, el silencio ante sus exigencias de presión sobre España. Ni tan siquiera la huelga de hambre de cuatro de los dirigentes independentistas en prisión ha tenido fuera de nuestras fronteras el eco que esperaban.  Tampoco los hechos del 21-D, que resultaron un fracaso parcial de sus intenciones, les han servido para que el Gobierno fuera cuestionado fuera de nuestras fronteras, más bien al contrario, ha acentuado las contradicciones en el seno del independentismo como se colige de las declaraciones de la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie y del resto de dirigentes que mantienen la ficción de la cumbre bilateral.

La reclamación de Torra para que el Gobierno proceda a la “desfranquización” de las instituciones revela, igualmente, que mira el pasado y el futuro de España con anteojeras y que a lo largo de los últimos cuarenta años ha debido vivir en otro país distinto a éste, además de que sus reflexiones políticas están fundamentadas en los más burdos lugares comunes relacionadas con la superación del régimen del 78 .

Sin embargo, el Gobierno tiene que explicar el motivo por el que ocultó la entrega de ese documento por parte del presidente catalán. Quedamos a la espera.

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