Opinión

Pierden la batalla exterior

Al independentismo catalán le siguen llegando mensajes contrarios a sus pretensiones desde la comunidad internacional, desde países de la Unión Europea, el club del que saldrían si lograran la independencia para tardar en volver a ella. Falta por ver si se produce alguna reacción favorable a sus intereses tras la intervención del presidente de la Generaliat, Quim Torra, en una conferencia en la Universidad de Ginebra -un foro académico y no político-, en la que ha reclamado una mediación internacional para forzar al Gobierno español a “que deje marchar a Cataluña o a negociar de buena fe”, bajo la amenaza de volver a la vía unilateral a la independencia.

Por el momento los vientos internacionales siguen soplando en contra de los intereses de los independentistas catalanes. No solo porque las instituciones europeas se hayan manifestado de forma reiterada en favor de la posición de España y en contra de las pretensiones catalanas, con severas advertencias sobre su futuro fuera del club europeo, sino porque por debajo de ese nivel dos países concernidos por las acciones independentistas les han vuelto la espalda.

El Gobierno federal belga se ha lavado las manos frente a la pretensión del gobierno de Flandes de que llamara a consultas a la embajadora española en Bélgica, Beatriz Larrotcha, después de que el ministro de Exteriores retirara el estatus diplomático al representante de Flandes en la embajada belga. Es un asunto entre España y Flandes, ha dicho el ministro de Exteriores belga, Didiers Reynders, aunque las relaciones se llevan de estado a estado y por tanto las quejas flamencas se tramitarán a través de la embajada belga en España. A la vista de la actitud de Borrell con el representante flamenco, el Govern catalán seguirá trabajando para “fortalecer las relaciones con el gobierno de Flandes”. Una suerte de hermanamiento entre pueblos cuyos representantes se giran visitas por las fiestas patronales.

También Grecia ha aceptado la petición de Josep Borrell para que la embajada de Grecia en España destituya a su cónsul honorario en Barcelona, Fernando Turró, por “agraviar a la bandera del Estado español” y por su apoyo al secesionismo. Es decir, de lo general a lo particular, la UE y sus países dan la espalda a los independentistas cuando se ven en la obligación de elegir.

Entre tanto, Quim Torra, en su intervención ginebrina, ha puesto a Suiza como el ejemplo al que aspira Cataluña y en el que deben fijarse España y Europa, porque se trata de un Estado federal del cual “Europa tiene que aprender si quiere sobrevivir mucho tiempo”, y del que España debe aceptar su facilidad para hacer referéndums sin criminalizarlos. Es decir, que después de Quebec, con los independentistas de capa caída; después de los países balcánicos y Kosovo -aunque el ideólogo de la Crida de Puigdemont, Agustí Colomines, diga que la ausencia de muertos retrasa la independencia-; tras pasar por Groenlandia y su derecho de autodeterminación de Dinamarca, el independentismo ha encontrado en Suiza el modelo a perseguir, sin perder de vista a los independentistas flamencos que tuvieron a su país sin gobierno durante más de 500 días.

Los independentistas catalanes pese a su voluntad de internacionalizar el conflicto catalán siguen perdiendo esta batalla.

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