Opinión

Sólido y sin penenes

Pedro Sánchez no ha dejado ni un solo palo por tocar a la hora de confeccionar su Gobierno, de tal forma que su primera intención ha sido enviar mensajes de tranquilidad hacia su partido, hacia afuera y hacia los socios de aluvión con los que va a tener que sacar adelante sus proyectos, y en cierto modo ilusionantes para los votantes propios y a aquellos que a través de sus representantes le han apoyado.

El presidente del Gobierno ha tenido mucho cuidado de elegir a personas con amplia experiencia de gestión procedentes de Ejecutivos anteriores –“vieja guardia”, además de haber tanteado a otros pesos pesados-, de hacer guiños territoriales a su partido con la elección de ministras con amplia experiencia en sus carteras, curtidas en los gobiernos autonómicos, de personas de prestigio en sus nuevos ámbitos de responsabilidad que no tienen militancia socialista, y en definitiva un gobierno que está hecho para durar y para afrontar las reformas básicas con talante negociador y conocimiento de causa. Y así, ha recurrido a consejeros de los barones y baronesas que se han constituido en su sector crítico porque se han destacado en la defensa de los principios que quiere aplicar a su Gobierno.  Y en cuanto a Cataluña, palo –Josep Borrell- y zanahoria -Meritxell Batet-, para cubrir todos los frentes.    

No es por tanto un gobierno de “penenes”, como se calificó al primer Gobierno de Adolfo Suárez, aunque tiene en común con aquellos que les corresponde abordar una suerte de transición –sin parangón con aquella, es evidente- para recuperar trochas olvidadas por los gobiernos salientes, la recuperación del principio de  igualdad y de los derechos que sustentan la bases del Estado de bienestar, junto con la decisión de afrontar los problemas que la desidia del gobierno saliente ha dejado pendientes –la reforma autonómica entre ellos- y la atención a  sectores imprescindibles para el progreso del país como la I+D+i, y de manera fundamental la exigencia de que aquellos que se han beneficiado de la solidaridad de todos para resolver sus problemas comiencen a devolver el esfuerzo realizado. Además deben dar respuesta en asuntos en los que la gestión realizada ha sido una anomalía por estar excesivamente apegada a la presión de lobbies económicos que han actuado en contra de los intereses de los ciudadanos que exigirán firmeza de criterios para resistir las presiones.

Pero estas cuestiones quedan para las decisiones de la acción de gobierno. De Sánchez y de sus ministros dependerá si la solvencia que se les supone se confirma con unas iniciativas que sean percibidas por la ciudadanía como medidas que contribuyen a mejorar su calidad de vida y con las que minimizar los ataques de una oposición especialista en agitar las aguas hasta convertirlas en turbulentas.

Si para los ministerios económicos Pedro Sánchez ha elegido mujeres con un currículum solvente, para el resto de los ministerios ha elegido personas –mayoría de mujeres- con una acusada sensibilidad social a la que acompaña el respeto por la gestión realizada con anterioridad.  

Por el momento, el jefe del Ejecutivo ha sorprendido con la solvencia de los ministros que le van a acompañar y que ahora tienen que revalidar a nivel nacional sus propuestas autonómicas y que no han olvidado lo que decían al Gobierno de Rajoy.

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