Opinión

Un acuerdo eficaz

Los agentes sociales y económicos CEOE, Cepyme, CCOO y UGT han suscrito el IV Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC) por el que se comprometen a elevar los salarios en convenio a un mínimo de 14.000 euros anuales en 2020 y en el que sientan las bases para reformar el marco laboral con el Gobierno. Se trata del primer gran acuerdo laboral en los últimos años, con el que se pretende atajar uno de los grandes problemas generados por la crisis económica y su tratamiento económico, la existencia de trabajadores pobres a los que su sueldo no les llega para afrontar los gastos de la vida cotidiana, y de que las rentas del trabajo vuelvan a repuntar después de que lo han hecho las rentas del capital a lo largo de los años en los que la evolución económica ha sido positiva pero los beneficios empresariales no se han trasladado a los sueldos. Tras la década perdida por la Gran Recesión, dentro de dos años los trabajadores amparados por un convenio volverán a ser, al menos, mileuristas, esa categoría de la que se hablaba con cierto desdén cuando la crisis estaba en ciernes.

El acuerdo se produce unos días después de conocerse los datos del paro registrado y de afiliación a la Seguridad Social del mes de junio, buenos en conjunto, pero sobre los que ha cambiado la valoración del Gobierno. Lo que habría sido una muestra de triunfalismo por parte del Gobierno anterior es ahora motivo de preocupación, porque las cifras siguen demostrando que su buena marcha se debe a la precariedad y a la temporalidad, que son los dos aspectos nucleares sobre los que es preciso actuar, y así lo reconoce hasta la OCDE.

Ahora bien, las recetas para que siga la creación de empleo, y en lo que coinciden tanto el organismo europeo como la patronal CEOE, es el de aumentar la flexibilidad del mercado de trabajo y el abaratamiento aún más del despido. Al menos el AENC recupera la ultraactividad de los convenios para que los trabajadores no queden al albur de las empresas mientras se negocia uno nuevo.

Que los sindicatos afirmen que es necesaria una subida de salarios es habitual, que diga el presidente de la CEOE, Juan Rosell, que es una decisión “decente e inteligente” es también relevante por cuanto significa que tras años de parálisis comienza a moverse algo en el ámbito laboral, de las relaciones tripartitas entre Gobierno, empresarios y sindicatos y de nuevas regulaciones que afectan tanto a la fiscalidad de las empresas, con la puesta en marcha de nuevos impuestos y la adecuación de los antiguos. Y a abordar problemas viejos con ojos nuevos, como el de las cotizaciones de los autónomos, que afectaría tanto a los que ganan poco y de forma irregular como a aquellos que ganan mucho y cotizan poco, como a otro problema con el que comienzan a encontrarse los empresarios, el de la falta de candidatos para cubrir determinados puestos, en lo que interviene tanto el sistema educativo como un mayor compromiso de las empresas con la formación de los trabajadores.

Las reuniones tripartitas tendrán continuidad la próxima semana en La Moncloa para intentar llegar a un acuerdo político para derogar otros aspectos más lesivos de la reforma laboral de 2012 y comenzar a dialogar sobre la reforma del Estatuto de los Trabajadores. Una empresa demasiado grande para una legislatura en precario.

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