Opinión

¡Así no Pedro!

Partiendo del hecho de que para poder juzgar el comportamiento de cualquier ser humano hay que tener un mínimo de empatía y tratar de ponerse en el lugar de la persona que estamos juzgando, a mí, como militante del partido socialista, me duele criticar muy duramente la postura del Gobierno de España y del Grupo Parlamentario Socialista del Congreso en su decisión de mantener la venta de armamento al régimen medieval saudí. En cualquier caso es indigno y despreciable el comercio de armamento entre naciones, pero mucho más grave es cuando ese comercio diabólico se establece con un régimen despiadado, totalitario, teocrático… que vulnera sistemáticamente los derechos humanos y no duda en torturar, asesinar y perseguir a aquellos ciudadanos que discrepan del sistema feudal que esclaviza a su país, Arabia Saudí. 

El régimen wahabita es el pilar fundamental del islamismo radical, al que finanza en todos los países donde viven musulmanes sunníes. Su implantación se inicia en las escuelas coránicas. Los wahabitas son feroces adversarios de los chiíes, a los que consideran herejes. Por esa razón potencian intervenciones militares en aquellos países musulmanes que no controlan políticamente, como Yemen, Siria, Catar e Irán (su gran adversario en el sistema teocrático). Lo paradójico es que un país tan radical nunca haya confrontado con el Estado de Israel y mantenga una alianza tan estrecha con los EEUU desde su fundación.

Lo mayoría de los países occidentales han protegido al régimen saudí como país suministrador de petróleo y aliado estratégico, en una de las zonas más conflictivas del panorama mundial. Pero el reciente asesinato del periodista Jamal Khashoggi en Estambul ha indignado a la comunidad internacional de tal manera que varios dirigentes de la UE, encabezados por Ángela Merkel, han decidido suspender cualquier envío de armamento al país musulmán. Pero el Gobierno de España, con el apoyo del principal partido de la oposición (PP) ha decidido continuar con la venta de armamento, amparándose en la relación comercial establecida con el régimen wahabita y su impacto en el mantenimiento de los puestos de trabajo dependientes de los acuerdos económicos establecidos con el estado terrorista. 

No tengo duda de las dificultades que entrañaría la suspensión del envío de armas al país que tiene como constitución “el libro de Dios”; pero el respeto a los derechos humanos debe prevalecer sobre cualquier otra consideración. Los que dieron su vida en la lucha por la democracia enfrentándose a la dictadura no antepusieron su seguridad y bienestar sobre su obligación de luchar por un régimen de libertades y solidario. Gracias a ellos vivimos en un estado democrático social y de derecho. Afirmo que el Gobierno de España tiene la obligación de estar entre los países que lideran la defensa de la vida y el respeto a la discrepancia; los que apoyamos su gobierno no comprenderíamos su pasividad en un asunto tan trascendente. Creo que los intereses de estado nunca deben estar en confrontación con los principios éticos que sustentan el socialismo. 

Espero que Pedro Sánchez dé testimonio de su compromiso con las libertades y suspenda cualquier envío de armamento a los países que los usan para aniquilar a sus adversarios y paralelamente arbitre una alternativa económica y laboral para aquellos que trabajan en industrias relacionadas con la violencia y la guerra. ¡Como militante socialista que siempre ha defendido el liderazgo de Pedro Sánchez, lo demando! 

Te puede interesar