Opinión

Carta abierta a Jordi Pujol

Qué miseria!, ¡qué indignidad! Qué cierto es el dicho “cuanto más alto se sube, más grande será la caída”. ¡Oh honorable Pujol!, ¿cómo es posible que tu ambición infinita y tu ansia de poseer te hayan denigrado a niveles tan bajos? Tú que te identificabas con Cataluña, a la que aparentabas amar por encima de cualquier otra cosa. Tú que transcendías lo presente hacía un futuro de grandeza. Tú que fingías ser hombre de Estado y aparentabas sacrificarte por la historia y el pueblo catalán. ¡Qué decepción, qué farsa, cuánto deshonor!

¿Dónde está el límite de la ambición? ¿Hasta cuándo la condición humana se moldea por la moral del entorno y la ética asumida a lo largo de la vida? Hemos nacido con pasiones, ambiciones, sentimientos, y hemos sido educados para integrarnos en un medio hostil y competitivo. A través del proceso de aprendizaje desarrollamos las habilidades que nos permiten integrarnos en la comunidad con un bagaje que nos debe de garantizar la supervivencia en las mejores condiciones. ¡Qué bagaje más pobre en valores has porteado en tu ya larga vida, Jordi! Afortunadamente existen muchos hombres y mujeres que comparten sus recursos y dones con aquellos que lo necesitan. En cada trabajo encontramos personas que arriesgan su propia vida en defensa de los derechos de los demás, llegando a amar al prójimo más que a sí mismos; el ejemplo más de actualidad lo están dando los sanitarios que atienden a enfermos de ébola en condiciones difíciles, poniendo en peligro sus propias vidas. Mientras tú, Jordi, te colocas en las antípodas, vives esclavo de tu ego que te ha devorado y convertido en un guiñapo, ¡qué triste espectáculo el de tu degradada imagen! Pero lo más grave es que toda esta basura no hubiera sido posible sin el amparo de tu partido, sin la colaboración mezquina de muchos miembros de tu familia, sin el vasallaje de tu entorno más íntimo y sin el silencio colaborador de la administración autonómica catalana. La mancha no es solo tuya, afecta al período histórico en el que has sido presidente de la Generalitat.

Y para más escarnio, sigues considerando que el pueblo es imbécil, que se le puede engañar una y otra vez; reconoce que te has inventado la herencia de tu padre. La realidad está, presuntamente, en prácticas corruptas, amparadas en tus responsabilidades políticas a lo largo de muchos años. Mientras manipulabais los sentimientos y las emociones de miles de catalanes elaborando consignas identitarias que conllevan confrontación y crean un clima propicio para esconder lo que en realidad deseáis, vuestro ilimitado enriquecimiento.

¿Cómo crees que te juzgará la historia; como un estadista o como un vulgar delincuente? Hoy, para el pueblo, has dejado de ser Honorable y has dañado profundamente los sentimientos del país que habías prometido representar y defender.

Trata de mantener algo de dignidad y di la verdad, asumiendo las responsabilidades de tus actos. Y, sobre todo, renuncia a tu fraudulenta fortuna devolviéndosela al pueblo, que de una manera u otra, es su legítimo propietario.

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