Opinión

Culos siniestros

Un ser misterioso observaba los acontecimientos que le rodeaban sin mostrar aparentemente ninguna emoción. Su aspecto era indefinido, etéreo y en su conjunto aterrador. Absorbía la energía de todo lo que le rodeaba y, como si se tratara de un agujero negro, emanaba un tenebroso vacío, era la historia. 

Maidan (Kiev), 21 de noviembre de 2013, estallan los disturbios contra el presidente del país, Víktor Yanukóvich. Las masas quieren una mayor relación con la UE y reducir la dependencia con su aliado del norte, la poderosa Rusia. Yanukóvich abandona Ucrania y se refugia en Moscú. Se inicia una caza de brujas contra todo lo que huela a ruso, los tumultos se extienden por toda la nación. Rusia interviene y se anexiona la península de Crimea. El Zar no perdona que se haya roto el cinturón que garantiza su seguridad. Culpa a la UE y a EEUU de haber intentado la desestabilización de lo que considera su aérea de influencia y decide vengarse de Occidente. Para ello pone en marcha un maquiavélico plan: desestabilizar la Unión Europea y EEUU. En el viejo continente potencia sibilinamente al populismo más reaccionario, los partidos de extrema derecha aumentan su influencia y propugnan la rotura de la Unión. Primera fase, el triunfo del Brexit y aumento de las expectativas de Le Pen en Francia. Simultáneamente, en EEUU se produce un acontecimiento que garantiza el éxito de la venganza hábilmente planificada, la inexplicable victoria de Donald Trump. La Historia escribe un fantasioso relato cuyo final emana incertidumbre. 

15 de enero de 2017, Patxi López presenta su candidatura para dirigir y recomponer un desmoralizado socialismo. ¿Estrategia de los gurús del partido para impedir el regreso de Pedro Sánchez? ¿Monaguillo de Susana Díaz? ¿Valentía de un responsable militante? ¿Traición o lealtad? La Historia olvidará la anécdota de un tiempo perdido.

Febrero de 2009, Luis Bárcenas es imputado por el juez Garzón en el caso Gürtel. Recibe ánimos de Mariano Rajoy, se mezcla la mentira, la traición, la extorsión, el robo, el chantaje… toda la podredumbre que se puede encontrar en las cloacas de la corrupción. Pero… ¡no pasa nada!, el pueblo se empapa de información y se siente incapaz de procesarla. El umbral de percepción queda sobrepasado por un escenario de alienación y desencanto; además, queda el indulto solidario de sus compañeros de partida. La Historia abre sus puertas al olvido de los narradores mientras el juego continúa.

¿Quién escribe el relato? ¿Marhuenda? ¿Inda? Cualquier otro cronista avalado por las redes televisivas. Todo se puede interpretar, juzgar y sentenciar. Partiendo de que la objetividad no existe, es la subjetividad del más fuerte la que se impone como verdad. ¿Cuántos traidores han sido héroes de la patria y condecorados por su valor? ¿Cuántos crueles vengadores han sido premiados por sus crímenes? Recordemos la gran traición de los militares que se sublevaron contra la legalidad republicana después de haber jurado obediencia y lealtad; sin embargo, al ser vencedores impusieron su verdad y gozaron de las mieles de la victoria.
Termino con una frase del escritor argentino Leopoldo Marechal: “La historia no es una ciencia: es el arte de mostrar una cara limpia y esconder un culo siniestro”. 

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