Opinión

Dulce mirada

  

Aquellas miradas nos cautivaron, eran tristes, profundas y sobre todo de una gran pureza. ¡Han transcurrido diez años! ¡Cuántos intensos momentos de gran felicidad hemos vivido desde entonces! Addis Abeba 2008, miseria, hambre, dignidad, orgullo, belleza… tradición, historia. La capital de la nueva Etiopía refleja las profundas contradicciones de un continente sorprendente. Lejos queda la vieja Abisinia desangrada por mil conflictos y herida por la ambición de un decadente imperio.

Lujo y pobreza conviven en una ciudad superpoblada donde la corrupción reina sobre la vida y la muerte; mutilaciones, tráfico de seres humanos, desigualdades, masificación, suntuosidad y hambre, mucha hambre en el país de los contrastes. Sin embargo sus habitantes se sienten orgullosos de un pasado que se remonta a tiempos bíblicos. Se sigue venerando a la mítica Makeda, la reina de Saba, país de los sabeos que abarcaba territorios etíopes y yemeníes. Cuenta la tradición que esta legendaria mujer tuvo un hijo del rey Salomón, Menelik I, que, como herencia de su padre, se llevó el Arca de la Alianza desde Israel hasta su reino, venerándose en la actualidad en la iglesia de Nuestra Señora de Sion en la ciudad de Axum.

Afectos, dulzura, belleza, bondad… Un regalo de los dioses, son la expresión de una inteligencia cósmica que impregna la totalidad del universo. Han sufrido, han soportado el dolor y la angustia de la incertidumbre, han madurado en un ambiente de adversidades, pero siempre con amor. Y han alcanzado el conocimiento místico de los que superan las pruebas de la vida.

El mar, grandioso, sorprendente, misterioso… su expresión de asombro iluminaba su rostro infantil. Las escaleras mecánicas, la televisión, el avión, el aeropuerto… impactos asombrosos para mentes virginales. Adaptación a una nueva realidad, nueva lengua, nuevas costumbres, nuevos nombres y afectos muchos afectos.

Los Tigray, los Afar, los Amhara, los Oromo, los Sidama, los Argoba… y docenas de tribus asentadas en su inmenso territorio configuran un mapa étnico de numerosos pueblos que conviven en un inestable equilibrio que genera múltiples conflictos. Un país de gran belleza donde el agua abunda y escasea en territorios contrapuestos, donde el calor se funde en mares de sal y donde la humedad de las cataratas del Nilo Azul (Tis Abay en amárico -agua humeante-) se expande en una neblina permanente.

Los viejos estereotipos se convierten en anacrónicos elementos ineficaces para juzgar la entrega de tanto amor, en la integración en una unidad de profunda espiritualidad. Generosidad, bondad y solidaridad configuran una personalidad de infinita grandeza. Solo cabe agradecer al destino las virtudes de aquellos que te rodean, son el tesoro más grande que puedas alcanzar. 

Israel, Palestina, México, Polonia, Canarias, Barcelona, Madrid, Toledo… nuevos viajes, nuevas vivencias, nuevos escenarios de una luminosa presencia. Pero también Perú, Berlín, Córdoba, Sevilla, Granada, París… Xinzo de Limia y siempre el resplandor de dulces miradas. 

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