Opinión

¿Existimos?

Quién determina la importancia de una noticia? ¿Es tan manipulable la opinión pública?¿Estamos todos incluidos en la Conciencia Universal? ¿Por qué huimos de la realidad? Informaciones tendenciosas, magnificación de lo fútil, alienación de las masas, anulación del espíritu crítico, domesticación de la creatividad, miedo a la muerte, terror a los síntomas, perversión del instinto, envidia, ambición, competitividad, éxito y fracaso, el triunfo del ego…¿existimos? 

Los ídolos se derrumban, los principios se cambian, el lenguaje se pervierte, la mentira se expande, lo singular se diluye, la confrontación se hace imprescindible. El vacío se esparce, la nada cobra vida, el polvo estelar se difunde, la vida renace, la muerte ¿el principio? ¿o el fin?

La podredumbre de la corrupción emite una pestilencia asfixiante, el aire se contamina y envenena los espíritus. Como el Ave Fénix, el fascismo resucita impregnando de mierda y terror la convivencia. El fanatismo patriotero gana terreno mientras el “imperio” amenaza y la carnicería continúa. 

Los cazavampiros afilan las estacas, los ajos se agotan, las cloacas escupen detritus hediondos, los príncipes del mal huyen atemorizados; entre tanto, los ciudadanos se refugian en la banalidad de lo cotidiano. Los infantes de la justicia cabalgan sobre bestias enfermas, buscando la ley de la venganza universal ante la incomprensión de las masas sedientas de lujo y placer.

La espiritualidad secuestrada y encerrada en el templo; manipulación, control, agonía y tristeza. Pederastia, maltrato, perfidia, persecución, tortura y agonía. Resignación del débil, desesperanza del enfermo, amargura del pobre… El mar del terror anega los pulmones de los que buscaban el aire de la libertad mientras Europa envejece de iniquidad.

¿Es posible tanta mediocridad? ¿Es posible tanta maldad? Se caza por placer, se humilla para ocultar nuestra inferioridad; el dinero y la soberbia anulan la bondad; la pornografía reviste la saciedad; el menesteroso se refugia en la soledad y la gran boda retrata la impunidad.

Tuiteros encarcelados, raperos retenidos, televisiones censuradas, cuñadísimos en libertad, mordazas en cantidad. ¿Para qué queremos libertad? ¿Existimos de verdad?

Consultas absurdas ocultan la verdad, lo privado tiene un precio dependiendo de la calidad. La coherencia del mensaje se busca con ansiedad. Hambre y sed de justicia para los que la existencia es una realidad. Lo nimio se magnifica para desviar la atención de lo realmente trascendente. ¡Nos han robado con impunidad!

La respuesta la expresó magistralmente Carl Jung : “Somos parte de una sola mente que todo lo abarca, un único gran ser humano”. Después de todo ¡qué más da!

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