Opinión

La fe

Son pocos los que la alcanzan ¡pero qué amparados se sienten! No temen la soledad; no sienten la angustia, disfrutan de la vida; esperan la muerte con la serenidad del que ha encontrado el camino. Han oído la palabra y han gozado de la verdad. ¿De su verdad?, ¡cuántas verdades encadenan y cuántas liberalizan! Las ideas sublimes germinan en campos pedregosos, siempre que tengan abono y no falte el agua; la energía cósmica está garantizada, si no ¿para qué está el Astro Rey?

Instrumento de dominio, látigo del hereje, perdón del hijo pródigo, pan del hambriento, aliento en el combate, humildad del poderoso… dones y virtudes al servicio del Señor. Sacrificio estéril del siervo envidioso. La ambición, una cadena. La violencia, un error. La mentira, un atajo a la nada. Los cobardes ceden. Los valientes se equivocan. El orgullo, un mal temporal. La amistad, un refugio. El amor, la meta deseada. La vida, una quimera.

En este tórrido agosto, el pensamiento se agita, se estremece ante la venganza de una naturaleza herida. Avisos ¿y van? ¿Habrá más? ¿Cuántos? 40 grados, 45, 50,… 60 grados y la Tierra se funde en una estrella hija del Sol. ¿Y el ser humano? Inmolado a la Conciencia Universal.

Abrió los ojos, se mantuvo inmóvil, sudaba copiosamente; las sábanas empapadas, se persignó y rezó apresuradamente una oración. Su angustia le estremecía, ¿tenía fe? ¡Miedo! Un miedo tremendo atenazaba sus extremidades y le impedía el movimiento, pensó que su fe era débil. Menor que la de los militantes del totalitarismo absoluto de las revoluciones, ejecutados en beneficio de las masas. Cruel destino de los hijos sacrificados en nombre de verdades absolutas. 

La noche refresca, la tenue luz de las estrellas tranquiliza el espíritu, la razón se impone, el destino está trazado; aceptación e integración.

Feliz agosto queridos lectores. 

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