Opinión

La sombra

Peter Pan buscaba desesperadamente su sombra perdida. Por fin la encuentra escondida en un cajón en casa de Wendy. Tras una rápida persecución, la atrapa y decide pegarla con jabón a sus pies; pero Wendy se ofrece a cosérsela, conocedora de la fragilidad de las uniones no deseadas. La obra del escocés James Matthew Barrie escenifica, en una narración para niños, lo mismo que los escritores Thorwald Dethlefsen y Rüdiger Dahlke en “La enfermedad como camino”. Ambos autores recogen la acepción que el psiquiatra C. G. Jung da de la sombra: “Llamamos sombra a la suma de todas las facetas de la realidad que el individuo no reconoce y que por consiguiente descarta…”.

Estoy convencido de que el ser humano trata de proyectar en un mal anónimo, que no existe en el mundo, todas las manifestaciones que salen de su sombra, porque teme encontrar en sí mismo la verdadera fuente de toda desgracia. El negar nuestra polaridad nos lleva a renunciar a la unidad de nuestra esencia y a delegar las angustias en agentes externos que nos protejan de nosotros mismos.

La sombra es oscura, pero nace de la luz; se agranda o encoge en función de la dirección de los fotones que impulsan el halo vital.

Al comienzo de nuestra existencia nos desarrollamos en un espacio de máxima protección, que nos alimenta, nos inmuniza, nos oculta de la luz y por consiguiente carecemos de sombras. Absorbiendo las energías de nuestros antepasados a través de los fluidos primordiales vamos generando la identidad de nuestro ser. En nuestra civilización, alargamos el mayor tiempo posible nuestra dependencia del círculo protector y en nuestra vida adulta seguimos siendo muy frágiles y vulnerables. 

Nuestros miedos nos hacen infelices, tememos a la enfermedad, a las dificultades e incluso a nuestros semejantes. Tratando de protegernos, almacenamos odio, respondemos con violencia, ambicionamos riquezas, aspiramos al poder, nunca admitimos nuestras debilidades y ocultamos la parcela del mal que complementa nuestra condición humana. En todo el camino buscamos el paraguas protector que impida que la luz proyecte la temible sombra, ignorando que al mismo tiempo nos obliga a vivir en tinieblas. 

 Solo la aceptación de la polaridad nos permite integrarnos en el Todo, armonizándonos con el Cosmos al que pertenecemos. El maronita libanés Kahil Gibran escribió: “Toda creación existe en ti y todo lo que hay ti existe también en la Creación. No hay divisoria entre tú y un objeto que esté cerca de ti, como tampoco hay distancia entre tú y los objetos lejanos. Todas las cosas, las más pequeñas y las más grandes, las más bajas y más altas, están en ti, y son de tu misma condición. Un solo átomo contiene todos los elementos de la Tierra. Un solo movimiento del espíritu contiene todas las leyes de la vida. En una sola gota de agua se encuentra el secreto del inmenso océano. Una sola manifestación de ti contiene todas las manifestaciones de la vida”.

Peter Pan vivía en el país inexistente de Nunca Jamás, pero necesitó su sombra para seguir aceptando sus irrealidades posibles en el microcosmos del sueño. Fue Wendy, una insignificante mortal, y no el hada Campanilla quien consiguió que su microcosmos siguiese manifestándose con toda su energía. 

Sé tú, acepta tu sombra, no huyas de ti mismo y aspira a la felicidad.

Te puede interesar