Opinión

Pedro Sánchez, ¿taoísta?

Asombro general! El mediocre, el débil, el inexperto… está dando una lección de gran estadista a toda la clase política, demostrando que la esencia de la democracia se basa en el diálogo respetando la discrepancia. Nunca he dudado del compromiso de Pedro Sánchez con la convivencia entre los ciudadanos del Estado español. Pero su responsabilidad va más allá de lo que cualquier defensor de la paz podía esperar. No cede a los chantajes de la oposición, desatiende a los que optan por la confrontación, ignora las presiones de algunos compañeros de partido ofuscados por un electoralismo provinciano, escucha los argumentos del “hijo pródigo” y mantiene su lealtad a la ley que ampara los derechos y deberes de todos los españoles, la Constitución. 

Creo que es un avezado taoísta, pues en el libro de Chuang Tse aparece el siguiente proverbio: “El comportamiento perfecto no discrimina entre personas; la perfecta rectitud no toma en cuenta las cosas; el conocimiento perfecto no hace planes; la benevolencia perfecta no muestra emociones; la fe perfecta no hace juramentos de sinceridad”. Y Sánchez, en su acción política, nunca se ha negado a establecer un diálogo sin limitaciones con cualquier interlocutor que represente los intereses de los ciudadanos, aunque sean de ideas diferentes con el sentir general. No guarda rencor por ataques contra su persona, contra el Gobierno que preside o contra sus posicionamientos políticos. No se marca una única hoja de ruta, adaptándola al instante en que se demanda una determinada reacción. No es esclavo de sus palabras, sino de sus objetivos, adaptando el discurso a las necesidades de la acción de gobierno. La racionalidad prima sobre sus emociones, no dejándose arrastrar por sentimientos que empañen el buen resultado de lo que se pretende conseguir. Cree firmemente en sus objetivos fundamentales, mejorar la vida de los españoles, dar respuesta a los conflictos territoriales dentro del marco constitucional, optimizar los servicios sociales, priorizar los gastos del estado reduciendo las diferencias económicas, mejorar el papel de España en el concierto internacional y establecer una relación fluida con los países de UE.

Su forma de actuar tiene desconcertados a sus críticos; la oposición ha radicalizado su discurso y clama contra el diálogo establecido con la Generalitat, reclamando la puesta en marcha del artículo 155, que no resolvió nada, más bien lo ha empeorado. Los sindicatos están satisfechos por las mejoras de los servicios sociales. El salario mínimo alcanza los 900 euros con una subida del 22%. Los autónomos han conseguido mejorar sus prestaciones alcanzando acuerdos históricamente reivindicados. Los pensionistas revalorizarán sus pensiones de acuerdo con el IPC anual. La sanidad se ha universalizado. La muerte digna tendrá cobertura legal… Mucho, en tan pocos meses.

Chuang Tse dijo: “Conocer el Tao es fácil, no hablar de él es difícil”. Pedro Sánchez conoce el Tao, no habla de él, pero lo práctica. El único problema que menoscaba su acción de gobierno viene dado por la felonía de sus críticos internos, que murmuran, conspiran y traicionan; todo ello porque no conocen el Tao. 

Feliz año 2019. Queridos lectores.

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