Opinión

De razas cósmicas

Vasconcelos vió en la mezcla entre colonizadores e indígenas de América la aparición de una nueva raza: la "raza cósmica". Tratando tema similar, también fue notable ensayista el vasco Ramiro de Maetzu. Este alavés, en su "Defensa de la hispanidad", alaba y bendice la colonización española.

Ahora bien, tres siglos antes de nuestra era, Alejandro Magno quiso plasmar en la realidad el proyecto de esa raza cósmica, universal. Para ello, organizó en la ciudad persa de Susa una boda multitudinaria entre miles de oficiales de su ejército con otras tantas mujeres persas. Él mismo dio ejemplo casándose con una hija de Darío III. Sin embargo, la fatalidad se lo llevó a otro mundo, al morir Alejandro a los treinta y dos años de edad.

Tampoco fue afortunado el conquistador en su empeño por rendir visita y poder hablar con el famoso cínico Diógenes, al que por lo visto admiraba. 

Así que un día soleado se presentó delante del tonel -habitáculo mísero de Diógenes- y le dijo:

-Diógenes, pídeme lo que quieras. Te complaceré con mucho gusto.

-Por favor, échate a un lado. Me estás quitando el sol.

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