Opinión

¿Enfermedad o perversidad?

En sus "Confesiones" cuenta San Agustín que siendo un niño entró en el huerto de un vecino para robarle unas peras "que ni eran hermosas a la vista ni sabrosas al gusto". Lo hizo por maldad, "porque hurté una cosa de que yo estaba sobrado y de mucho mejor especie y calidad". Así es de perversa la naturaleza humana, concluye el obispo de Hipona.

Hace unos días, un grupo de psiquiatras después de haber reflexionado y estudiado las actitudes y excentricidades, acompañadas de graves amenazas de D. Trump, concluyó que se trataba de un hombre con cierta enfermedad mental que lo lleva a confundir la realidad de un mundo globalizado con sus ensueños megalómanos y racistas.

Sin embargo, otro especialista en la materia niega el dictamen de sus colegas para afirmar rotundo: se trata -en esencia- de que el actual presidente de EEUU es una mala persona. No está loco en absoluto. 

Entonces, ¿de qué estamos hablando?, ¿D. Trump es un enfermo atacado de delirio de grandeza o de un ser humano lleno de perversidad? En este caso, Agustín de Hipona no tendría la más mínima duda.

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