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Acariciar a una vaca

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No son vacaciones si no acaricias una vaca. O al menos algún otro mamífero que no viva contigo el resto del año. Los amigos de tu novio tampoco cuentan. La mayor parte de los veraneantes entran en contacto con la naturaleza en algún momento durante estos días. Algunos incluso lo hacen a propósito. A otros simplemente les sorprende un cocodrilo asomado a la ventana del hotel tropical de lujo, con aspecto haber venido a vengar al que llevas colgando en el polo.

Una cuestión etimológica previa

Vacaciones viene de vaca-ciones, mientras que “ciones” es voz de origen bengalí que significa “acariciar a”. Por eso decimos que las vacaciones son tiempo de “acariciar a una vaca”.

Qué vacas se pueden acariciar

Lo fundamental a la hora de acariciar una vaca es que esté viva. Por muy brillante que te parezca la idea de intentar hacerlo en la carnicería, no es exactamente eso lo que buscamos. Las vacas vivas tienen pelo, moscas y están bastante sucias. Y tienen cuatro patas. Esto último te ayudará a descartar que sea una vaca lo que te han puesto en el plato combinado en ese restaurante de carretera.

Por otra parte, si está en una plaza de toros tal vez no sea la más adecuada para acariciar. Sobre todo si tenemos en cuenta que tus limitados conocimientos sobre ganadería te podrían jugar una mala pasada.

Y la del coche no cuenta, en la medida en que sería una caricia con falta ortográfica. Si vas a hacer eso, mejor ponte a sobar al gato, que al menos se escribe igual.

Pero si quieres hacerlo bien, lo mejor es que acudas a una granja y pidas permiso para que te dejen acariciar a las vacas. Lo normal es que te den permiso, e incluso te inviten a ordeñarlas. El mejor truco para iniciar una dieta sin lactosa es pasarse una mañana ordeñando vacas con tus propias manos. Porque has de saber que se hace con las manos. Dicen que si tiras de repente y con todas tus fuerzas, sale directamente el tetra brick entero. Pero mucho ojo: no lo he probado.

Cómo acariciar a una vaca

Para proceder a acariciar una vaca lo primero que has de hacer es dirigirte a ella de la misma manera que lo harías con un amigo al que hace mucho tiempo que no ves. A las vacas les gusta que les hablen en voz baja. Están acostumbradas a que les griten. Con un poco de tacto, es muy fácil seducir a una vaca. Son animales muy cariñosos. El principal problema lo tienen en la costumbre de tenderse a descansar sobre las personas a las que admiran. Pesa unos 600 kilos. Así que si lees en sus ojos esas aviesas intenciones, anticípate, dale una palmadita suave, y dile “ya vamos hablando. Te llamo sin falta”.

Pero no creas que me estoy escaqueando del asunto central. ¿Cómo acariciarla? Acércate a ella. ¡Ea! Mírala a los ojos. Dile algo bonito. Si te saca la lengua significa que ya la puedes acariciar. Estira la mano y rasca suavemente su frente. Ella cerrará los ojos y te dará unos lambetazos con su inmensa lengua. Estáis intimando. Es el momento de hacerte la foto. O de poner el pelo si quieres ahorrarte la gomina.

Precauciones básicas

No se te ocurra tocarle la oreja. Debido a lo que ocurre con los toros, las vacas están muy sensibilizadas con el asunto y no comprenden la fijación que tienen los hombres con las orejas de ciertos animales. Las vacas no muerden. Al menos no como los cocodrilos. Su mandíbula, pensada para masticar hierba, encaja de forma circular. Así que aunque la enfades mucho, no te morderá. Lo más que puedes conseguir es que te rumie lentamente una mano. Con mordisco o sin él, te quedarás sin mano. La diferencia está en que una mano rumiada no hay médico que la reconstruya.

No te enfades si la vaca se pone a orinar mientras la acaricias. No es que sea una mal educada que te falta al respeto. Es simplemente que no cabe en el cuarto de baño. Y por cierto, si escuchas que comienza el chorro –la vaca suele acompañarlo de una suave sonrisa-, mi consejo es que te pongas rápido el flotador y los manguitos. Se sabe cuando una vaca empieza a hacer pis pero no se sabe cuándo termina.

Qué no hacer con una vaca

Salir de copas.

Otros animales que puedes tocar

En el campo hay dos tipos de animales. Los que están sometidos al hombre y los que no. Los que están sometidos al hombre, muerden y dan coces, porque obviamente están enfadados con nuestra especie. Los que están en libertad, también nos odian, porque consideran injusto lo que le estamos haciendo a los demás animales. Así que es muy difícil llevarse bien con ellos.

Los pájaros, gráciles y divertidos, se mantienen al margen de polémicas con el hombre. Pero rara vez podrás acariciarlos. Puedes probar con las gallinas, que no saldrán volando, pero procura no tocarles los huevos en presencia del gallo. Si quieres un consejo de amigo, en general, no le toques los huevos al gallo. También se dejan acariciar los koalas en algunos zoológicos, pero no abundan en los bosques españoles. Por supuesto, nunca intentes acariciar a una cabra, nunca le aprietes el pompón de la cola a un león para ver si pita y ni se te ocurra acercarte a los monos. Si acaricias a un mono, tendrás que quedártelo para toda la vida.

Desde mi extensa experiencia biológica, después de las vacas, las setas son el animal que más se deja acariciar.

Animales violentos

Con mis rudimentarios conocimientos del mundo animal, puedo asegurarte que los animales más peligrosos, con gran diferencia, son los que se pasan el verano entre el gimnasio y el bar de copas.

Una razón filosófica

Supongo que a estas alturas estarás buscando una razón filosófica y profunda que explique y sostenga con solidez por qué un hombre de ciudad debe acariciar a un animal durante sus vacaciones. Platón, Nietzsche, Descartes, Séneca, Hume, Sócrates, Leibnz, y hasta Groucho Marx estaban de acuerdo en esto: no la hay.

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