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Breve curso de navegación

Como patrón de embarcaciones de recreo, rey del mambo, y veterano de Vietnam que soy, estoy en condiciones de ilustrarte con unas nociones de navegación que te convertirán en el tipo más atractivo del verano, tan pronto como consigas agua y algo que flote. Los norteamericanos suelen bromear sobre la capacidad de los coches grandes y rojos para conquistar el corazón de las chicas más rubias y bellas. Es una teoría vergonzosa, irrespetuosa e inaceptable. Todo el mundo sabe que para que caigan a tus pies necesitas un maldito barco cuya eslora sea igual o mayor que la de tus competidores.



¿Dónde navegar?

Se puede navegar en cualquier sitio, aunque ya te adelanto que lo de la zódiac en la piscina no resulta tan gracioso como parece. Sobre todo una vez que encallas, sales despedido como un obús, y pierdes la dentadura contra las tumbonas.

Lo mejor es navegar en el mar, que para eso se inventó. La navegación de río es muchísimo más complicada. En el mar puedes sujetar el timón con un pie, mientras tomas el sol tumbado y te fumas un puro. En el río debes ir pendiente para no salirte del cauce, matar a un pescador, o chocar con un cocodrilo.

A partir de ciertas distancias y según las zonas deberás cumplir un montón de normativas. De lo contrario alguien podía dispararte o detenerte. Conseguir todos los permisos para poder navegar tranquilo te costará mucho más tiempo y dinero que comprarte un cañón e instalarlo en la borda. Manejarlo es fácil. “Carguen, apunten, fuego”, ya lo decía Shakespeare. Si no estás familiarizado con el asunto del retroceso del cañón, te recomiendo que orientes tus delicadas zonas hacia el lugar opuesto al enemigo.



Partes y cosas del barco

Una embarcación se compone de casco, timón, y un montón de cosas raras. Un glosario de urgencia para veleros.

“Palo saliente”: Si sale de la parte de atrás hacia la de delante, sirve para conducir el barco a derecha o izquierda. Manéjalo al contrario de cómo te dicte el sentido común.

“Gran palo vertical”: También conocido como mástil.

“Eso”: Palo horizontal apoyado en el barco y asegurado al palo vertical, que sirve para aprender a agachar la cabeza y salvar el pellejo.

“Eso otro”: Cuerda que se utiliza para agarrar el barco a tierra después de aparcar.

“Aquello con puntas”: Cacharro de hierro con forma de calamar, atado a una cuerda. Si lo tiras al mar te quedas sin él y sin la cuerda. Salvo que tengas la prudencia de atar la cuerda a “aquello con cuernos”. Advertencia del patrón: en el mar, las cuerdas se llaman cabos, y los cabos no son cuerdas.

“Aquello con cuernos”: pieza encorvada en sus extremos y agarrada a alguna parte del barco por el centro.

“Lo de ahí”: cualquier cosa que esté suelta por el barco y no haya sido citada anteriormente.

“Bodega”: donde se guarda el vino.

Remar

Hasta los egipcios sabían navegar a vela por el Nilo. Limitaban el uso de los remos a golpear en la cabeza a los cocodrilos. No veo por qué tú has de ponerte a remar. Pero si te parece divertido y crees que con eso tendrás unos abdominales como los de Aznar, presta atención a cómo funcionan.

Dice la RAE que remar es “trabajar con el remo para impeler la embarcación en el agua”. Lo que demuestra, por otra parte, que los académicos no se han montado en un barco jamás. Puedes trabajar con el remo lo que te dé la gana, que si no lo sumerges en el agua y realizas un movimiento relativamente intuitivo, jamás podrás navegar. Ahora bien, si lo que pretendes es “impeler la embarcación en el agua”, prueba a hacer lo que dice la RAE. Y que usted impela bien.



Encender el motor

La mayor parte de los barcos vienen ahora con motor. Lo único que no ha evolucionado correctamente en la mayoría de las pequeñas embarcaciones es su arranque. Mientras en el coche o en la moto basta con introducir la llave y girarla, en un barco debes ponerte de pie, agarrar firmemente el extremo del cordón de arranque, tirar con todas tus fuerzas y disfrutar del agua. Ahora súbete al barco y vuelve a intentarlo agarrándote a algo antes de tirar. Si después de tres chapuzones el motor no arranca, está ahogado, así que supongo que debes hacerle el boca a boca en el agujero del depósito de gasolina. Procura no fumar durante las próximas tres horas.

Cuando te sientas absolutamente incapaz, después de tirar mil veces de la cuerda sin éxito, prueba a decirles a tus acompañantes con voz grave y engolada: “Sé lo que os digo. Este motor no va a arrancar jamás en la vida. Ja-más-en-la-vi-da”. Y tira de la cuerda.



Reparación del motor

Para reparar el motor fueraborda de tu embarcación en plena navegación, detén tu barco y echa el ancla. Agarra el motor por la parte posterior y tira con fuerza hasta dejarlo levantado. Creo que al llegar arriba hace “clac”. Si no lo hace, dilo tú: “clac”. Después mete las manos por todos los rincones hasta que te hayas pringado bien de grasa, también la ropa y la cara. Ahora saca el móvil y llama a Salvamento Marítimo.

La forma más rápida de reparar un motor intraborda es arrancando el motor fueraborda.

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