Opinión

Ante la prohibición del piropo

Morena de mis amores. Princesa de mareante talle. Arrumaco de ardilla recién bañada en Nenuco. Derroche hermosísimo de quebrados mechones de oro sobre la cara. Guapa hasta decir guapa. Flor más hermosa del jardín de mis desvelos. Verano de mi niñez, piel tostada de salitre. Primaverita en el invierno de mi alma. Esbelta figura que detiene el tiempo. Dulce belleza, cuerpo nacional, fiesta de España. Tía buena, pibita, pibón, pibonazo, piba de todas las pibas. Chocolatina de mi café. Tren con destino al paraíso. Ojos como soles en la noche. Que cómo te sienta ese vestido, de tu colgante sueño colgado, de tus pendientes vivo pendiente. Haces hermosa la más fea de las bufandas. Disfrazas de samba la acera al pasar, y rugen las farolas por no poder hacerte reverencias. Piernas como infinitos rascacielos. Labios de cristal y hielo. Nenúfar del pantano del amor. Mujer de una pieza, sólida, adorable, apasionada, decidida. Destino feliz de todas mis búsquedas. Limoncito de mi cubata. Borrachera de mis domingos por la mañana. Pez más hermoso de la pecera. Melena rubia de fuego seco que amanece sobre hombros aceitunados. Piel dorada de canela. Azabache en la mirada. Preciosa perla del amanecer en una playa de corales. Caribe, eres. Capullito de alhelí entre los capullitos de alhelí. Rubia de Hitchcock. Morena de Lo que el viento se llevó. Pelirroja de John Ford. Cualquiera de Woody Allen. Diosa egipcia, escultural griega, enigmática seducción de Rubens. Divina estás, siempre. Perfecta medida de lo racional. Pasión de afectos inalcanzables. Mujer de mil vidas. Mano de fina porcelana. Más audaz que el rocío al alba. Noelia de Nino Bravo. Carolina de M-Clan. Angie de los Stones. Laura en la canción del verano de 1997. Fresco perfume que deja a su paso la huella de pétalos que forman tu rostro. Abracadabra pata de cabra de mi vida. Aserejé de mi amor. Belleza de locomotora antigua, musa a blanco caballo, princesa prometida, pizpireta pálida de Bonanza, impetuosa taheña fatal de teleserie de los 80. Linda en todo tu ser. Gata sobre el tejado de zinc, y de seis, y de siete. Gata de ojos gata. Gata con botas. Castaño y dulce el cabello y los ojos de miel. Alhaja oculta en el fondo de un océano. Chica diez, chica mil, siempre chica de ayer. Sola, reina, claro en un día de lluvia y tormenta. Rayito de sol, uoh oh oh. Diferente a todas. Hechizadores redobles marcan tus tacones, embriagador compás en tu desfile por el filo bonito de la vida. Salerosa Andalucía en tu arte, media vuelta de olés y tacón, fascinante danza entre jaleos, olé tú. Chévere es poco para ti, oh venus, oh sílfide de las brumas, oh náyade que avanza sin pisar el suelo bajo este andamio. Doloroso contraste de tu luz y mi sombra. Vellorita en el árido pasto. Gota de agua en el desierto. Luna llena en negra noche de enero. Último bar abierto de Malsaña. Fular fucsia en el cuello de un gilipollas. Hator de nuestro siglo. Cleopatra era vulgar a tu lado. Reina de Saba. Nefertiti total. Simonetta en el pincel de Botticelli. Venus del espejo en Velázquez. Flora de Tiziano. Lucinda en Lope de Vega. Amada en todos los poemas anónimos. Recta melena bruna y brillante, río de seda desciende tu espalda. Fin de la cita. Novia de todos los príncipes, sirena sureña en un acantilado del norte, Pocahontas I, y II, y III, y IV, y Pocahontas remake, y Pocahontas forever and ever. Tocinito de cielo, blogger de moda que me deslumbra post a post, puntito sobre la i, olita sobre la eñe, ja de mis años de rock, swing en mis años de golf, flirteo en noche coñazo, sonrisa en un film español. Preciosa Marta. Guapísima María. Bella Pilar. Encantadora Tania. Sugestiva Ofelia. Resplandeciente Rosa. Hechizante Ana. Princesa Elisa. Simpatiquísima Nuria. Brillante Gwendolyne. Guapeza que peina las dunas, primor voluptuoso en la orilla, oro en natación sincronizada. Amor que no permites el frío en invierno. Sombrilla bajo la solanera. Solanera sobre la sombrilla. Bajo a la sombrilla del sobre de la solanera. Enredo mayúsculo de columnista en apuros. Sácame de esta columna, libera al poeta de su pluma, que tu belleza hace dormir los claveles, o quizá hace morder el anzuelo a los jureles, o tal vez consigue que huelan bien los pinreles; que no me aclaro ya. Mod con camisa de rayas en un disco de Los Flechazos, Amy Macdonald en un álbum de Amy Macdonald, nada de nada en una portada de los Mojinos Escozíos. En tu presencia el mundo se vuelve poesía. Y cuando te vas, el mundo deja de ser poesía. Algo así quiso decirte Becquer y se volvió loco, y acabó haciéndose preguntas rarísimas. Te añoran todos tus ex novios y se gozan todos tus parientes de presumirte en las fiestas, con las que hielas los ojos, mientras yo escondo en los bolsillos, croquetas como manojos. No puedo rimar si te veo, porque cuando llegas prefiero arrimar. No puedo cantarte cual bardo, porque no soporto que nos separe ni el arpa –y además, no sé tocar el arpa-. No puedo verte cuando cierro los ojos, tan así es tu belleza que hace estos milagros. Excelsa elegancia en tu porte, suave muñeca de los 70, pantera posmoderna en una de vampiros que estrenaron ayer. Grácil doncella de mansión isabelina, en cuento de escritor londinense, muerto de un tiro en la sien, en el siglo de los desesperados por el alcohol. Romántica siquiera en el olvido, romántica en el quirófano del desamor, romántica hasta en tus cartas al Ministerio de Hacienda. Hada que todo lo arregla con una varita mágica. Y si no, con una barrita trágica. Gachí. Prenda. Suerte de verte. Dulzura. Churri. Media naranja y cuarto de picadillo de pomelo en mi gin tonic. Cuquería absoluta. Viento suave de una noche de agosto. Tembloroso carámbano de documental de La 2. Merenguito flotante en lago de rosas bajo una inmensa lluvia de claveles enamorados y almendras garrapiñadas. Cigarrito de después de comer. Fiebre alta. Paga extra. Buen rollito. Copa gratis. Bombón. Tú.

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