Opinión

Todas esas cosas que cuelgan de sitios

Los puentes sirven para cruzar de un sitio a otro sin mojarse. Primero se inventaron los puentes y, viendo que eran muy caros, alguien decidió hacer zódiacs. Con mucha más movilidad, terminan por ser más resistentes, salvo que el puente sea romano, en cuyo caso dura toda la vida. Todo lo que construyeron los romanos estaba destinado a durar eternamente, excepto Roma.

ESTRUCTURA

El más llamativo de los puentes de la ciudad es el del Milenio. Es sorprendente que haya habido arquitectos capaces de hacer algo tan bonito con dos ingredientes tan feos como el acero y el hormigón. Me recuerda a esos cocineros que consiguen sacar algo sabroso de un bicho tan horrible como el cabracho. El paté de cabracho es el puente del Milenio de la cocina. Su estructura es todo un prodigio arquitectónico que, de todos modos, solo puede contemplarse desde cualquier otro lugar que no sea el propio puente. Tampoco es grave. También le ocurre a la Torre Eiffel y la gente sigue visitándola como si se la fueran a llevar. 

EL MIÑO

Debajo del puente corre el Miño y eso es garantía de buena salud y prosperidad. Dice la leyenda algo sobre unas hechiceras que habitaban en sus aguas. Pero he realizado un largo trabajo de campo en los alrededores del río y no he dado con ninguna hechicera. Solo encontré una señora vestida de negro que me hizo estornudar y desde entonces por las noches me salen garras de pantera y aúllo por el hueco de la escalera. Pero he preguntado a mis vecinos por este asunto y aseguran que no me notan ninguna diferencia. Este río nace en Lugo y llega hasta Ourense, aunque en realidad alcanza Portugal, así que puede decirse que hace el mismo recorrido que yo en vacaciones, pero al revés.

DE NOCHE

La verdadera belleza de los puentes de esta ciudad asoma a oscuras. Cuando se encienden todas esas lucecitas y la ciudad parece haberse caído de una postal de luna de miel afrancesada. 

SELFIES

Peligrosísima práctica la de hacerse selfies en los puentes. Los ríos más bellos como el Miño están llenos de móviles de tipos muy torpes que quisieron hacerse un selfie que les hiciera dar un salto a la fama. Y en efecto, el salto, lo dieron.

CANDADOS

Los cursis han llenado de candados del amor los puentes del medio mundo. Por suerte, la epidemia todavía no afecta a los ourensanos. De extenderse, el Puente del Milenio es inevitable imán para todos los pastelosos que el mundo han sido, toda vez que el Puente Romano está protegido por un montón de normativas, desde los tiempos en que el César se sacudió la primera sandalia. 

HORA DE LA PESCA

Como lobo de mar, experto en el arte de la pesca, considero carente de toda punzada de emoción eso de la pesca de río. Admiro sin embargo del pescador de río su paciencia y me sobrecoge su capacidad de alcanzar un silencio mucho mayor al que emiten los propios peces, que son bastante silenciosos, al menos si se les compara con las cotorras argentinas, que lamentablemente no viven debajo del agua, lo que supondría un gran alivio para todos. Me cuentan, y no salgo de mi asombro, que en el Miño existen desde los años 80 tramos rarísimos en los se practica la pesca sin muerte. Esta habilidad consiste en pescar al pez y dejarlo rápidamente vivo. O, lo que es lo mismo, no pescarlo. Definitivamente, el gran hallazgo de la modernidad es la pesca sin pesca.

TIRAR COSAS

Práctica muy extendida entre los graciosos del mundo es eso de arrojar cosas por el borde del puente. Se trata de acciones peligrosísimas que, si bien pueden resultar muy divertidas al que las protagoniza, no despiertan el mismo efecto de la risa entre los que navegan el río y gustan de pasar por debajo de los puentes. Los viejos navegantes ya dejaron dicho que los puentes tienen una doble finalidad, una es pasar por encima y la otra es pasar por debajo. Tan importante es la primera como la segunda porque, de lo contrario, eso no es un puente, es una presa. Si quieres entender la diferencia intenta beber agua con la boca cerrada. 
Del colectivo de los que arrojan cosas desde lo alto de los puentes, el más peligroso de todos es el de los que se arrojan a sí mismos, armados con cuerdas y arneses y cosas que no sé cómo se llaman. Una suerte de salto al vacío pero con truco, en el que el que salta -en principio- no se mata, y el que lo ve, se lleva un susto de muerte.

EL MEJOR PUENTE

La belleza del puente del Milenio está fuera de toda duda. Sin embargo, de todos los puentes del planeta, el más querido, admirado, fotografiado, esperado, transitado, y deseado por los españoles, el puente de mayo.

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