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Vacaciones en Portugal

Se trata de ese trozo de España que no es España. Geográficamente nadie puede entender la existencia de Portugal, y tampoco históricamente la cosa está muy claro. La cuestión es que están ahí, son los portugueses y no son mala gente, ni mucho menos. Hay que tener mucho cuidado en esta época del año, cuando miles de españoles se desplazan a la vez a la costa Mediterránea a pasar sus vacaciones: la península podría vencerse y bascular por el peso, y todos los portugueses saldrían arrastrados hacia el centro de España, ocasionando un tsunami humano de muy difícil gestión. Por eso se intenta que las vacaciones sean escalonadas. Por respeto a los portugueses. 


portugal copia_resultPor otra parte, la moda de las escapadas de fin de semana a Portugal ha estado a punto de hundir el país en varias ocasiones. Por lo que las agencias de viajes ahora ofertan paquetes simultáneos para visitar Portugal y la costa valenciana.

EL IDIOMA
A la hora de elegir un lugar de vacaciones, mucha gente cree que lo esencial es acudir a un lugar donde se hable algo que no sea castellano. Entonces se van a Portugal. Que ya son ganas de gastar dinero. Que si buscas un sitio donde casi nadie hable español, lo más sencillo es marcharse a veranear a España. 
Por razones que se me escapan, a la gente le divierte lo del portugués. Personalmente siempre me he desenvuelto muy bien en el país vecino hablando gallego. Obviamente, gallego materno: esa cosa que hablan algunos ahora no lo entienden más que en ciertos edificios públicos en los que no es nada divertido pasar el verano. 

EL PAISAJE
Portugal es un país raro. Con independencia de su situación económica, mezcla un deterioro verdaderamente pretendido de algunas de sus construcciones, con increíbles hoteles a los que llaman resorts, o spa, o no sé cómo, pero donde el lujo se desparrama por los bordes y echa a rodar por el Atlántico. Así que si quieres hacer una fotografía fidedigna de Portugal lo mejor es que te hagas un selfie mostrando asombro y decepción a la vez.


Mis años de estudio lento de los portugueses me han llevado a una asombrosa conclusión: los portugueses no ven los escombros. Alguna mutación genética ocular les impide detectar escombros, edificios en ruinas, o todo aquello que se ha dado en llamar feísmo. No es pobreza. Es una cuestión de miopía arquitectónica, o sencillamente que se preocupan de otras cosas, entre las que no parece destacar la gastronomía. Amo Portugal. Con escuetas reservas.

LAS PISCINAS
Más paradojas portuguesas. Siendo un país lleno de costa –uno puede elegir bañarse en el Atlántico o en el Océano Extremeño-, lo que distingue a sus hoteles son unas piscinas preciosas e irresistibles. Los portugueses saben que la mayor parte de los viajeros eligen destino de vacaciones en función de la forma más o menos caribeña de sus piscinas. Y esa es la razón por la que Portugal sigue siendo, a su manera, una potencia turística. Por sus lujosas piscinas.

QUÉ HACER ALLÍ
Como casi siempre que llego a Portugal, miro alrededor y me pregunto: ¿y ahora qué? Y la respuesta no está clara. Una opción es cogerse una zodiac y largarse a Estados Unidos. Tiene que ser un plan divertidísimo. La otra es montarse en una piragua y marcharse a África. No lo veo. Y la tercera es quedarse, y disfrutar de Lisboa y Oporto, sabiendo que son ciudades esencialmente portuguesas; es decir, que carecen de interés para la gran mayoría de los españoles, y para la totalidad de los portugueses. Si bien, hay que admitir que esa monserga del interés turísticos está sobrevalorado. Lo prueba el hecho de que las suecas no son Patrimonio de la Humanidad, que es una decisión que nadie en su sano juicio puede comprender.

ALQUILAR UNA CASITA
Todos los españoles del mundo alquilan casas en Portugal y resulta absolutamente imposible averiguarlo porque lo ocultan y lo niegan e incluso se inventan viajes que no han hecho para evitar popularizar su hallazgo portugués. Existe la creencia de que si das detalles de la casa que has alquilado para pasar quince días de agosto en Portugal, al año siguiente todos tus amigos golfos la reservarán antes que tú, o lo que es peor, alquilarán casitas alrededor acompañándote en tu solitaria escapada portuguesa. Y al fin, por lo que intuyo, la principal virtud de veranear en Portugal es que nadie sepa exactamente dónde estás, ni qué haces. Incluido tú.

AMIGOS
Con todo, tienen los portugueses una noción extraordinaria de la amistad, y hacerse amigo de ellos es casi tan sencillo como enamorarse de una brasileña. Que al final Portugal es un poco brasileño también, o quizá Brasil es un poco portugués. Acogedores y con extraordinario sentido del humor, no es raro que los amigos portugueses terminen viniéndose a vivir a España, que al fin es un país como Portugal, pero sin Portugal.

CONDUCIR
Los españoles acostumbran a ir en coche al país vecino, aunque se está poniendo de moda acudir en barco y disfrazado de Cristóbal Colón, que es un chiste que no se le había ocurrido a nadie hasta ahora. De todos modos, es más fácil hundirse conduciendo en Oporto que navegando el Atlántico, y eso que la ferocidad de sus turbulencias no son ninguna tontería. Pero los portugueses conducen siempre como si estuvieran hablando por el móvil. La ventaja es que como todos lo hacen, y todos circulan a gran velocidad, y con trayectoria zigzagueante, jamás chocan entre sí. Por desgracia, españoles y franceses se dejan muy frecuentemente la piñata en las cunetas portuguesas; especialmente aquellos que se paran en el arcén de la carretera a hacer pis relajadamente, sin saber que el arcén constituye una vía totalmente legal y adicional para cualquier conductor portugués. No has estado en Portugal hasta que no pasas entre dos coches en pleno adelantamiento en un carretera de un solo carril, eso sí, de quince direcciones. 

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