Opinión

Cambiamos

La irrupción de los PC's, posteriormente de los teléfonos móviles, en el aspecto tecnológico, y la caída del "muro de Berlín", con la consiguiente desmembración del mundo soviético y la "alegría" del capitalismo, han ido propiciando la generalización de un "vacío" ideológico. La ética ha ido desvaneciéndose, dando paso a un sentimiento de corrupción cuasi generalizado, donde todo vale si lo hago yo, y es malo si es el contrario quien hace lo mismo. Este vacío nos ha ido conduciendo al olvidado "pensamiento único" y a unos bruscos cambios en las costumbres que abren paso a la mediocridad, a la demagogia, a minusvalorar el esfuerzo, el trabajo y la constancia. Volvemos al clásico romano "Panem et circenses", con la colaboración del "tonto útil".


 El ciudadano, perplejo, no entiende este retroceso, cuando la tecnología le permite acceder a prácticamente todo (también permite lo controlen y su vida sea cada vez menos personal y sólo conocida por él). El dinero, que desde principios de los setenta era papel sin el respaldo clásico, pasó a ser plástico, posiblemente desaparecerá, sustituido por un teléfono móvil que ahora sirve también para escribir, para votar, para participar en discusiones. Y ahora también para pagar (el dinero son dígitos que se mueven de un número-entidad/persona a otro). Todo ello contribuye a que las diferencias entre países pobres y ricos aumenten, que asistamos casi impasibles al aluvión de emigrantes que vienen buscando nuestras migajas, sabiendo que muchos de ellos morirán en el intento. Los occidentales lo vemos cómo algo ajeno y nos asusta más lo que dicen que va suceder con nuestro planeta dentro de unos años, por lo que tomamos medidas que en gran parten favorecen a unos cuantos y no solucionan nada.

No nos damos cuenta de que la miseria de la que huyen forma parte de nuestro mundo y de que su fuga contribuye a que el planeta cambie, cómo acaba de decir el papa Francisco. Es tal el vértigo que difícilmente asimilamos los acontecimientos. Lo que llevamos de siglo es suficiente para ver que las ideas, la tecnología y la forma de vida no tienen nada que ver con lo que sucedía hace 40 años. Pienso que muchos se confunden y piensan que la revolución francesa de 1789 y el mayo del 68 o la "primavera de Praga" del mismo año pertenecen a una misma época.

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