Opinión

La dictadura de los estudios e informes

Desde que el hombre existe, se han hecho pronósticos sobre lo que acontecería y para ello utilizaron diferentes sistemas, siendo inicialmente la adivinación la más empleada. Cuando surgió la posibilidad de que las matemáticas ayudasen a ganar en los juegos de azar, surgió la teoría de la probabilidad, siendo la primera con rigor científico. Poco a poco se fue desarrollando; lo que inicialmente se basaba en la intuición acabó por convertirse con el tiempo en una rama de las matemáticas que permitía calcular el grado de probabilidad de acertar. Conjuntamente con todo el desarrollo, surgieron las teorías bayesianas (método para calcular, a partir de la frecuencia con la que un acontecimiento ocurre, la probabilidad de que se producirá en el futuro) y la heurística (la experiencia que produce resolver problemas y o estudiar cómo otros los hacen).

Todo este tramado matemático se ha ido utilizando a lo largo de los siglos, especialmente en el XX, y más aún en el actual para realizar estudios mediante estas herramientas matemáticas, conjuntamente con otras que nos acercan a la verdad o consiguen que la tengamos. Claro que, como todo en el mundo actual en el que vivimos, en muchas ocasiones se hace trampa para satisfacer al que ha encargado el estudio. No es raro oír que ciertas encuestas están “cocinadas”, lo que viene a decir que no reflejan exactamente la realidad y que se modificaron ciertos aspectos para acercarlas a lo que se desea conseguir. Esto ocurre en todos los ámbitos, llegando incluso a realizar estudios que se publican sin que se conozca la realidad, o dicho de otra forma la certeza o lo cerca o lejos que esta de la realidad, muchos de ellos no se lo plantean y algunos, afortunadamente pocos, mienten y deforman la realidad a su gusto o de quien lo ha encargado.

Para la sociedad simplemente con decir que lo ha dicho un estudio se convierte un “dogma” que no se puede rebatir, incluso se habla en nombre de la mayoría sin haberla consultado ni saber qué es lo que piensa sobre el tema. Que nadie se atreva a ponerlo en duda, es vilipendiado o se mofan de él en todos los medios que pueden. Es la dictadura de los estudios, sean de alimentación, agropecuarios, medioambientales, médicos, políticos…

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