Opinión

Europa pierde otra vez

Changing together” (“Cambiando juntos”) es el lema elegido de la reunión medio ambiental COP 24 (Conference of Parts - Conferencia de las Partes) cuyo objetivo para Europa es que todos implanten el acuerdo de París (COP21) en 2020, por ello el principal objetivo de esta conferencia fue efectuar un balance de los logros que los países han alcanzado y ajustar los niveles de ambición necesarios para alcanzar los objetivos de París. Participaron más de 300.000 personas, representando a 200 países.

Katowice fue elegida por el Gobierno de Polonia, que preside por cuarta vez la conferencia sobre cambio climático. En el discurso inaugural del presidente polaco, Andrzej Duda, defendió la importancia del carbón en la economía de su país, y aseguró que su uso no está en conflicto con la necesidad de combatir el cambio climático, aunque añade que pretende reducir su peso al 60 % para 2030 y al 30 % para 2040, tomando como referencia los niveles de 1990, gracias a una política energética basada en la energía nuclear. Terminó diciendo que “es importante que la transición a una economía con bajas emisiones no represente una amenaza para la seguridad económica de regiones como ésta”. Antonio Guterres, secretario general de Naciones Unidas (ONU) fue claro en su alocución: el mundo no va en absoluto en la buena dirección para limitar los efectos devastadores del cambio climático, “aunque somos testigos de impactos climáticos devastadores que provocan el caos en todo el mundo, seguimos sin hacer lo necesario, no vamos suficientemente rápido”, los países deben triplicar sus esfuerzos para cumplir el Acuerdo de París. Dio a conocer algo que se sabía pero nadie se atrevía a decir: que las emisiones de gases de efecto invernadero proceden principalmente de sector energético. 

La cumbre se inició en medio de muchas incertidumbres. Polonia funciona con carbón, Estados Unidos denunció el acuerdo y otros países, como Brasil, podrían seguir ese camino. Dos informes de los primeros días ponen de relieve que hubo una caída de emisiones contaminantes de los países desarrollados hasta 2016, pero que la tendencia reciente indica que, globalmente, la situación empeora, no habiendo mejorado nada en los países pobres. La euforia tras la reunión de París (COP 21) se ha venido abajo, y la reducción en Occidente del CO2 vuelve a ser semejante a la anterior, cierto que la cantidad que se iba a dotar a los países pobres en 2020 nadie la quiere mencionar. Se hizo público lo que era conocido: Estados Unidos, Rusia, Arabia Saudí y Kuwait se unen para paralizar el apoyo al informe sobre el cambio climático y reducir la “ambición global” en la lucha contra el calentamiento del planeta.

Por España, la ministra para la Transición Ecológica (Teresa Ribera) y la homóloga de Sudáfrica fueron las “facilitadoras” de las negociaciones sobre las reglas del Acuerdo de París elegidas por la presidencia. Los resultados fueron negativos. Lo esperado, como en anteriores cumbres, posponer las decisiones más importantes. Los fuegos artificiales de coches eléctricos perdieron, Europa pierde por tercera vez consecutiva.

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