Opinión

¿Un futuro de desempleo?

Mientras aquí seguimos como en la fábula de Tomás de Iriarte, en Silicon Valle trabajaron y sigue haciéndolo de tal modo que nuestro presente-futuro está cambiando. Al principio de este siglo se sabía que las diferentes tecnologías confluían, y hablo de las TIC, los juegos por computador, los móviles e incluso la TV y el cine se estaban entrelazando de tal modo que acabarían siendo lo mismo: kinesia o kinetica, que inicialmente se refería al movimiento, por su significado en griego, alcanzaba el conocimiento y reconocimiento digital por medios electrónicos programables. Ahora, al reconocer con cámaras tridimensionales el entorno utilizando sonar, la velocidad de los fotones del espectro infrarrojo, entre lo más destacados, ha revalorizado la robótica. Hace años que muchos juegos “ven” y reaccionan con nuestros movimientos: bailes, gimnasia, carreras… lo que ha llevado incluso al famoso Barrio Sésamo a invertir en Silicon Valley con Sesame Ventures, para que se pueda ver en los smartphones, ya que según sus dirigentes la TV no es suficiente.

La tecnología creció exponencialmente desde el primer computador de tal modo que programas con algoritmos que necesitaban días para resolver problemas, hoy con los nano-microchips lo hacen en menos de un segundo, este avance ha permitido también la convergencia entre las TIC y la robótica que nos está deparando nuevos horizontes tecnológicos. No sólo en juegos, con el “knowledge management” también en las empresas de servicios, fabricación, medicina, educación, agricultura…. Conjuntamente con la kinetica hay avances en las formas de hacer trabajos reiterativos con los robots “aprendiendo” por software (ejemplos básicos son los que hacen y sirven sushi en Japón y hamburguesas o recogen naranjas en EEUU), lo que propicia el retorno con beneficios de empresas que habían llevado al Este asiático los países desarrollados con un significativo incremento de la productividad sin que los salarios suban, al contrario, decrecen, lo mismo que la estabilidad con desempleo y contratos “basura”. Quien sufre las consecuencias es la clase media, que ha perdido más del 50% en los países de la OCDE en las tres últimas década al margen de la crisis.
 

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