Opinión

Tom y Jerry

Los personajes de dibujos animados creados, escritos y dirigidos por William Hanna y Joseph Barbera me traen a la memoria que a finales de 1950 filmaron un largometraje que hizo que en su proyección los asistentes riesen a carcajadas en todas las funciones. Los guiones y las secuencias que lograron fueron geniales y consiguieron que el espectador se involucrase.

 Para mi sorpresa, el interestelar “Viajero I”, según los datos transmitidos, encontró en un sistema de una estrella como el Sol personajes semejantes a los que Hanna y Barbera habían reflejado en sus cortos y largometrajes. Desde el control presumiblemente quedaron sorprendidos, y quizás sintieron no poder preguntar a los creadores de Tom y Jerry si lo suyo había sido de ciencia ficción, o habían conseguido con un sistema y aparatos desconocidos visualizar ese planeta en el que se apoyaron para describir las aventuras de esos encantadores personajes. La sorpresa llegó cuando comprobaron que estaban “cansados” de estar juntos y de realizar juegos similares día tras día, por lo que uno de ellos (siento no conocer en estos momentos cuál) decidió abandonar la rutina y hacerse independiente, sin importarle los acuerdos previamente firmados por consenso para compartir el exoplaneta, disfrutar del mismo y también aceptar las “travesuras” que uno y otro se hacían, sin contar los regalos amigables que se intercambiaban.

 Han tenido que recurrir al exoplaneta que rige los destinos y reglas del sistema de la estrella donde se encuentran para que dirimir la situación. La decisión fue que todo tenía que continuar como se había firmado y que tan buenos resultados había producido, lo que a uno de los personajes no le gustó nada, y siguió en sus trece de independizarse. El resultado no se hizo esperar, la autoridad estelar confirmó que había que volver a la normalidad. El personaje que había iniciado la independencia decidió ante todos encender su equipo espacial y marcharse a otro exoplaneta, desde el que aun perteneciendo al mismo sistema planetario, podría seguir con su plan.

No sabremos, hasta que se desclasifiquen los documentos, lo sucedido posteriormente, o quizás descubramos que fue una broma de la “inteligencia artificial” de “Viajero I”.

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