Opinión

Algo que honra a unos y a otros

Procuro seguir siempre la frase aristotélica: “Amico Plato sed magis amica veritas” (Mi amigo es Platón, pero más amiga es la verdad).

Con motivo del nacimiento de los hijos del líder de Podemos, Pablo Iglesias y su pareja Irene, ha habido varias “gotas de miel” que acaso podrían servir para endulzar y postergar los barriles de vinagre. Porque en vez de pelearse es menester ejercitar el diálogo y saber estar respetando a todos. Eso deseamos muchos y quizás siendo utópicos confiamos en que las aguas se serenen en la politica española con tantas mutuas acusaciones, insultos y demás.

Pues bien, con motivo de aquel prematuro nacimiento, politicos de distinto signo se han manifestado cerca de los padres de los niños en momentos nada fáciles. Y los padres han publicado una carta que sería necesario tener en cuenta. Dicen, por ejemplo: “Somos ateos pero explicaremos a nuestros hijos que nuestros amigos creyentes rezaron por ellos”. Si me permiten copio un párrafo de aquella carta: “Tampoco olvidaremos que algunas de las palabras más hermosas, algunos de los abrazos más sinceros, algunos de los consejos más provechosos, vinieron de nuestros adversarios políticos. Somos republicanos pero recordaremos que un rey y una reina llamaron para preguntar por nuestros hijos y que todos nuestros rivales políticos preguntaron con frecuencia cómo estaban. Nos consta que la Virgen del Tránsito, Santa Rosa de Viterbo y Santa Maria Liberatrice fueron interpeladas (y nunca se sabe…). Hay pocos gestos de amor y amistad más hermosos. Enseñaremos a nuestros hijos que sean siempre respetuosos con el que piensa distinto porque la humanidad, la decencia y la amistad no son el patrimonio exclusivo de ninguna causa”.

Un hermoso párrafo y que bien quisiéramos que ese clima se instalase en nuestro Parlamento y en definitiva en la vida pública. Unicamente con un clima de entendimiento, sentimientos y diálogo podrá ir el país adelante. El respeto a las ideas ajenas honra, pero nunca la lucha desenfrenada. Tal vez la ocasión ha sido providencial a la hora de recomponer la maltrecha politica española.

Recuerdo que en una ocasión el que fuera presidente del Congreso Manuel Marín, ya fallecido, se quejaba, en una visita a Lisboa, del clima que a veces se respiraba en el hemiciclo. Me lo decía con dolor y acaso le llevó a dejar el escaño y la presidencia. Cuando vemos ciertos debates, que recuerdan poco menos que a un patio de recreo de cualquier colegio, uno se pregunta cuándo llegará la cordura a algunos entendiendo que las ideas nunca se sostienen con insultos, antes al contrario. Cada uno debe manifestar lo que piensa pero sin herir sensibilidades y vociferar al que piensa distinto. Se puede ser de derechas, de izquierdas o de lo que fuere, pero ello no faculta para “atacar” verbalmente al contrario. Así nunca llegaremos a nada bueno.

Bienvenido sea el nacimiento de esos bebés si con ello se dulcifica un poco la vida en los escaños de la Carrera de San Jerónimo, haciendo recordar a Sus Señorías que si están allí es porque el pueblo les ha elegido.

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