Opinión

¡Ya está bien! La cama y el ataúd

La situación es tan incomprensible que crea crispación, desasosiego e incertidumbre turbando la paz social, la convivencia y el bienestar de todo un país. Ya lo decía Carmen Chacón en “Los desayunos de TVE”. Que se pongan de una vez de acuerdo porque ya está bien años y años con esta zozobra. Un tanto pesados. En varias legislaturas el Gobierno del Estado se ha vendido a los nacionalismos y nunca dieron un golpe en la mesa y dejando pasar y pasar por los votos. En todo este desconcertante "follón" catalán se mezclan el afán de poder, el deseo de protagonismo, la tapadera de corrupción y un sinfín de conglomerados que crean ese desconcierto. Tengo claro que la supervivencia del partido, tantos años en el poder en Sant Jaume se viene abajo. Convergencia se está deshaciendo como un azucarillo en una cazuela de agua hirviendo. Y todo porque la permanencia en el mando les ha desgastado e incluso incentivado su prepotencia, orgullo y soberbia. 

Pero lo más grave, a mi modo de ver, es lo que subyace en las diatribas convergentes. Un nacionalismo de derechas en sus orígenes que, por el deseo de la poltrona, han ido fluctuando a la deriva sin importarles la ideología y antes bien la permanencia. Se ha instalado la corrupción de manera alarmante haciendo de sus dirigentes "los señoritos" echando la culpa a otros de su desgobierno. Esto es para mí lo grave: la falta de coherencia en las últimas décadas haciendo lo que sea menester y vendiendo su alma a quien sea, a un diablo que ahora les está pasando factura.
Al Estado le resta una única solución que es la de preservar la unidad refrendada claramente en la Carta Magna que también votaron los catalanes.

Difícil momento, como han reconocido el rey y Rajoy, pero su solución pasa por la actuación con todas las cartas y requisitos en la mano que es lo que pretende el Gobierno y en esto están de acuerdo la gran mayoría. Muy poco o nada queda por decir sobre el tema en los medios y debates nacionales. Los gobiernos, también los autonómicos, están para sumar y nunca para dividir. Esto supondrá querer pasar a la historia desconectándose de la realidad nacional. Formamos un todo indivisible desde hace siglos.

También creo que el gobierno de la Generalitat juega al despiste tapando la corrupción creada en Convergencia en sus largos años de mandato. Les ha faltado autocrítica y reconocer los objetivos yerros. Es incomprensible que ante casos clamorosos se ataque a la Justicia española afirmando que está haciendo una caza de brujas, cuando la realidad la sabemos todos. Y, grave, que ese clan con tanta corrupción y delitos a sus espaldas siga en la calle. Por eso parece lógico que en este caldo y río revuelto emerjan nuevos partidos. Artur Mas les ha estado haciendo la cama y ahora se está viendo que ellos le regalan el ataúd... Es increíble que ante esos casos la política sea la del victimismo que ejerce el señor Mas ya cinco años seguidos. Y, mientras tanto, el desgobierno es total. Se están dedicando al despiste olvidando cómo las empresas huyen de Cataluña, como el día a día del gobierno ni existe. ¿Acaso es la independencia "el problema" o más bien la cercanía y resolución de todo lo que la sociedad catalana demanda?

Una sociedad como esa nunca se merece este trato. Son cultos, pragmáticos, europeos como los que más, y con todo esto el camino y el futuro es incierto y las soluciones nunca llegan. Una legislatura más cuyos comienzos y normalidad ni se sabe cuando van a llegar o si tendrán los catalanes que volver a las urnas. Por ello el Estado está llamado a tomar las riendas por bien del pueblo al que le gusta salir a la calle y manifestarse pero, eso dudo, muchas veces con señuelos que a nada conducen. El clamor es claro: ¡Basta ya!

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