Opinión

Entrañable fiesta española

Española, porque en otros países apenas se celebra la fiesta de los Reyes Magos. Un día para la ilusión de niños y mayores, una jornada para disfrutar de tantas cosas. Una jornada entrañable que, cuantos vivimos fuera de España, la echamos tanto de menos. Los villancicos lo cantan, los niños lo anhelan, y son los padres los que gozan cuando ven esa sonrisa y alegría infantil al descubrir sus regalos que han dejado los Magos de Oriente. Un recuerdo de aquellos personajes míticos que visitaron al Niño de Belén llevando lo que tenían y lo que ese Niño representa: oro como Rey, incienso como Dios y la mirra que recuerda que aquel bebé nacido en Belén es verdadero Dios pero también verdadero hombre nacido en la humildad y sola compañía de sus humildes padres.

Ya está todo dicho pero quisiera dejar aquí hoy un poema de Lope de Vega que refleja la festividad del día:

“Reyes que venís por ellas,/ no busquéis estrellas ya,/ porque donde el sol está/ no tienen luz las estrellas./ Mirando sus luces bellas,/ no sigáis la vuestra ya,/ porque donde el sol está/ no tienen luz las estrellas./ Aquí parad, que aquí está/ quien luz a los cielos da:/ Dios es el puerto más cierto,/ y si habéis hallado puerto/ no busquéis estrellas ya/. No busquéis la estrella ahora:/ que su luz ha oscurecido/ este Sol recién nacido/ en esta Virgen Aurora / Ya no hallaréis luz en ellas,/ el Niño os alumbra ya,/ porque donde el sol está/ no tienen luz las estrellas./ Aunque eclipsarse pretende,/ no reparéis en su llanto,/ porque nunca llueve tanto/ como cuando el sol se enciende./ Aquellas lágrimas bellas/ la estrella oscurecen ya,/ porque donde el sol está/ no tienen luz las estrellas”.

Lo más hermoso de este mundo es transmitir ilusión y alegría. Si en la tarde de ayer vemos las aceras de las calles españolas llenas de niños, resguardándose del frío pero con unos ojos llenos de ilusión y de una inocencia inigualable esperando los caramelos que los Reyes les hacen llegar desde sus carrozas y viendo la inmensa cantidad de paquetes en los que ellos intuyen los regalos que van a recibir de noche.

Me pregunto qué intención tienen algunos en sustituir esta tradición tan inocente enraizada en la idiosincrasia española por otros elementos venidos de fuera. En esto, como en otras muchas situaciones, personalmente opino que existen tradiciones del pueblo que debieran ser respetadas, llámese la Navidad, la Semana Santa u otros eventos. Cargarse de forma directa o solapada ilusiones como las de este día y sobre todo la pasada noche es ir directamente en contra del mismo ser español. Y a ello también contribuyen las inmensas campañas publicitarias que introducen en las familias un gasto insoportable manejando sobre todo al mundo infantil hacia productos y objetos que en nada favorecen a su correcta formación. 

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