Opinión

¿Es la sangre la solución?

Celebrábamos ayer la solemnidad de la Inmaculada, que es la patrona de la Península Ibérica. Un momento para tener presente a todo el pueblo español que la venera con cariño. Personalmente tuve presente a Cataluña, porque fue allí donde el Tribunal de Ciento la honró. En España, ya en el siglo XII, honrábamos a la que hoy es la patrona de la Patria. En Roma, desde el siglo XIV. Desde 1693 es fiesta de primera clase. Hoy es solemnidad en toda la Iglesia.

La bula “Inefabilis Deus” no hizo más que consolidar lo que ya los españoles profesábamos desde siglos. Y en ello ha tenido el reino de Aragón una capital influencia. En 1333, Alfonso IV funda en Zaragoza la Cofradía de la Inmaculada y en 1390 es declarada fiesta en Barcelona que, según el Tribunal de Ciento, “debe ser declarada como ‘diumenge’ y anunciada con tambores y trompetas”. ¡Cuánto ha hecho Cataluña por la Inmaculada! Las Cortes Catalanas del 9 de abril de 1456, con el rey al frente, la declaran como una fiesta mayor, y así continuaron los Reyes Católicos. Es imposible olvidar el problema catalán cuando de día en día nos sorprendemos con noticias cada jornada más graves últimamente ha habido dos afirmaciones sorprendentes y que entiendo debieran ser afrontadas con todo el peso de la ley democrática. 

Pero vayamos a esas dos afirmaciones. La primera es la de que el problema únicamente se resuelve con sangre, prácticamente solicitando una víctima. Es la prueba más contundente de que estamos llegando a límites insostenibles. Pretender el camino del sacrificio humano sería de la más alta injuria a la democracia. Imposible tratar de resolver con sangre el entendimiento entre la ciudadanía. ¿Quién va a ser esa víctima y quien pretenden que la provoque? ¿Acaso pretenden una guerra que comience con la chispa de un caído en la calle? ¿Cuál es el respeto que en aquel noble pueblo catalán manifiestan algunos a la Justicia, el orden y la convivencia pacífica? Porque hay para mí un dato obvio. Olvidan que las mismas urnas han sido claras y que el partido más votado (Ciudadanos) es constitucionalista. En suma, una sociedad dividida en dos bandos bien claros nunca podrá resolver sus problemas volcándose en un sector y menos por la fuerza de la sangre. 

La otra afirmación es la del presidente Torra: “Solo aceptaré la libre absolución”. Es decir, o la Justicia les da la razón o rompen la baraja, únicamente aceptarían una sentencia absolutoria los politicos hoy están en la cárcel. Todo muy triste porque en el fondo con su actitud de presión se pretende condicionar a la Justicia, manipularla en suma y orientar en un sentido la labor de gobierno. En esta tesitura compadezco a la Justicia y al Gobierno. Sobre ambos pesa el cumplir y hacer cumplir el imperio de la ley. Comprendo los infinitos intentos del Gobierno (este y el anterior) por encaminar por el camino del diálogo un problema que se está haciendo insufrible, insoportable y unicamente queda la firmeza de la Ley. 

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