Opinión

Juventud sin vida interior

Comienza hoy, un año más, el tiempo de Adviento como preparación para la Navidad. Este año tras el Sínodo dedicado a los jóvenes. Nadie podrá decir que este papa vive fuera de la realidad. Va directo y responde a las preguntas que se plantean. En concreto, en la visita al estadio de San Siro se encontró con la juventud que abarrotaba el lugar en un ambiente festivo. Y les habló muy claro.

En concreto, sobre la necesidad que tienen los jóvenes de vida interior: “El mundo se cambia abriendo el corazón, compartiendo las cosas. Y vosotros lo podéis hacer”, les dijo. E incluso fue a un tema muy concreto y es la relación de los jóvenes con sus parroquias: “Id a la parroquia, relacionaos con los otros. Esto es importante. ¿Os gusta estar en la parroquia? Decidme la verdad, ¿os gusta ir a misa? Hablad con los abuelos, jugar con los amigos, e id a la parroquia, porque con estas cosas tú rezarás más, y la oración es el hilo que une las tres cosas”.

A la pregunta de un matrimonio joven sobre la transmisión de la fe a sus hijos sin ser aburridos les respondió: “Eso es la clave como padres, y la nuestra como pastores y educadores, la transmisión de la fe. Recordad cuáles son las personas que han dejado una impronta en vuestra fe”. Francisco habló de un sacerdote de Lombardía: “Un bravo sacerdote que me bautizó y que durante toda mi vida me ha acompañado a la entrada al noviciado. Y nunca me olvidaré de aquel sacerdote, un apóstol del confesionario”. 

“No podéis imaginar la angustia que siente un niño cuando sus padres se pelean. Y cuando los padres se separan, la cuenta la pagan ellos. Cuando se trae un hijo al mundo, hay que ser conscientes de esto”, señaló. “No olvidéis -añadió-, cuando os peleáis, los niños sufren, y no crecen en la fe. Los niños lo captan todo, son muy intuitivos, sacan sus propias conclusiones y enseñanzas. Mostradles cómo la fe os ayuda a ir hacia adelante, sin pesimismo. Este es el mejor testimonio que podéis darles. Las palabras se las lleva el viento, pero aquello que permanece en la memoria del corazón, permanece para siempre”.

“Santificad las fiestas”, que no es solo ir a misa, “y dormirse en la homilía, que sucede. Sino también celebrar juntos. Yo siempre pido a los padres: juega con tus hijos. Juega. Jugad con los hijos, perded el tiempo con los hijos, y así también les transmitiréis la fe”.

“Yo creo en una educación basada en pensar, sentir y hacer. Es una educación con el intelecto, con el corazón y con las manos, y tres lenguajes. Educar en la armonía de los tres lenguajes, al punto que los jóvenes, los niños y niñas, puedan pensar qué es lo que sienten y hacen, sentir qué piensan y hacen, y hacer lo que piensan y sienten. No divorciar las tres. No educar solo el intelecto, es importante, pero el cerebro, sin el corazón y las manos, no sirve", recordó el papa.

Y terminó: “Si no aprendes a despedirte bien, nunca aprenderás a encontrar a nueva gente”. Bien creo que podía ser todo esto un buen programa de Adviento para la Iglesia y un intento de conectar con el reciente Sínodo.

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