Opinión

La inerrancia

Ante el fallecimiento repentino del arzobispo emérito de Mérida-Badajoz viene a mi memoria una célebre polémica en la que estuvo involucrado siendo sacerdote de Valencia y profesor de religión y moral católica. Un caso que yo recuerdo siempre en clase porque creo que los profesores estamos para dar contenidos, omitiendo ocurrencias y vivencias sin contenidos si queremos que la formación en esta materia sea sólida. Personalmente les exijo igualmente unos contenidos básicos para aprobar: el ser y el estar de Cristo en la Eucaristía, los concilios cristológicos y la formación del Credo, el Concilio de Efeso y la maternidad de María, las naturalezas y la persona de Cristo, los tres regalos que nos dio Jesús el día de Jueves Santo, las palabras desde la cruz y la maternidad espiritual… entre otros. Y también la Inerrancia.

El Tribunal Supremo, a comienzos de los ochenta, anuló una decisión de la Generalitat valenciana por la que aprobó la asignatura de Teología a una niña de 14 años suspendida en su colegio. En su sentencia, el Supremo alegaba irregularidades formales y la vigencia del Concordato con la Santa Sede. El profesor entonces era Santiago García Aracil, que acaba de fallecer después de haber sido obispo auxiliar de Valencia, obispo de Jaén y arzobispo de Mérida-Badajoz. Falleció en Valencia, con 78 años, de un infarto el 28 de diciembre. 

El caso fue célebre entonces por haber suspendido en 1983 la asignatura de Teología a Cristina Salinas, que en aquella fecha tenía 14 años y cursaba 1º de BUP. García Aracil era profesor del C.E.U. San Pablo de Moncada. La Consejería de Educación anuló entonces el suspenso, ante las protestas de los padres, y la Audiencia Territorial de Valencia mantuvo el aprobado, pero el Supremo anuló la decisión de la Consejería de Cultura y la sentencia anterior. La pregunta en cuestión que motivó el suspenso era: “¿Qué es la inerrancia?”, dejada en blanco por Cristina de entre 14 cuestiones. “Inerrancia” es un término técnico: “Cualidad en virtud de la cual las Sagradas Escrituras no yerran”. Además, el Supremo se abstuvo de valorar el contenido del examen alegando defectos formales cometidos por la Consejería de Educación, que señalaba la capacidad de su departamento para revisar las notas y exámenes. En Teología, el informe del arzobispado es vinculante, al estar sujeta esta asignatura al Concordato.

Cristina Salinas estudió después Empresariales, es monitora de surf, y se vio obligada a repetir un curso a raíz de sus problemas en su anterior colegiom, reconociendo que los otros suspensos, en Historia e Inglés, fueron justos. Sin embargo, en Teología creyó haber hecho un buen examen. Con sólo dos suspensos hubiera pasado de curso. La Consejería recalcó la validez de las notas conseguidas a lo largo de los años posteriores, aunque mostrándose partidaria de repetir el examen de religión. Cristina desde entonces fue estudiante sin problemas.

Don Santiago, para explicar el suspenso de la niña manifestó que la pregunta sobre la inerrancia, era “la más importante del examen”. El colegio defendió la postura del profesor hasta el final.

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