Opinión

Los nacionalismos que vienen

Me pregunto ¿queda algo por decir sobre el problema catalán y los nacionalismos? Me da la impresión de que está todo dicho. Sobran ya las palabras y hace muchas décadas que debiera haberse previsto el problema. Se ha mantenido la política de “laissez faire, laissez passer” y así nos luce el pelo. En momentos nada fáciles, cuando lo que necesita España es la unión, el sosiego y el buen tino llega una parte de catalanes creando problemas y pidiendo la separación. A lo mejor hasta tenía razón Peces Barba cuando pronunció aquella frase que tan mal sentó en Portugal. Decía el padre de la Constitución española que tenía sus dudas y que a lo mejor hubiese sido más aceptable defender Portugal en su día en detrimento de Cataluña, Aljubarrota incluida. Creo que el antiguo rector de la Universidad Carlos III se equivocaba en esto, porque la entidad de la nación portuguesa era mayor. Solo contaría para su afirmación con el apoyo de Saramago.

Y decimos lo de “muchas décadas” porque los lodos actuales se han ido fraguando poco a poco, y después de la Transición de manera especial. Fue el célebre “Ciutadans de Catalunya: Ja sóc aquí” de Tarradellas desde el balcón de S. Jaume de Barcelona el 23-10-1977 como presidente del gobierno preautonómico tras sus gestiones con Adolfo Suárez. Muy medida la frase llamando a los “ciutadans”, en vez de llamar sólo a los “catalans”. Todos fueron pasos hacia lo que ahora sucede. El tema venía de muy atrás y lo demuestra la expectación en aquel célebre recibimiento.

La reciente sentencia en contra del 9-N llega tarde y sobre todo en un caldo de cultivo muy propicio para encontrar gran cantidad de detractores. Un apoyo popular innegable pese a la corrupción increíble por la que atraviesan muchos de los defensores del nacionalismo. Seguimos a la espera del juicio al clan Pujol, que se vio que quien robaba estaba lejos de Madrid… más bien en el Mediterráneo para ser más claros.

Y hablamos del caldo de cultivo existente en la actualidad muy difícil de controlar. Las cosas están que arden en diversos países que ahora pretenden también resurgir sus nacionalismos. Piénsese, por ejemplo, en el Brexit, pero también en Francia (¿a dónde va a llegar Marine Le Pen?), Holanda (¿a dónde van sus relaciones con los turcos?), Polonia, Hungría… Toda una serie de connotaciones en las que Cataluña se ve inmersa también.

Y nada digamos de los vientos que llegan de EEUU en una ola amenazante e imparable. Y a ello se unen los destinos de un mundo con grandes contradicciones, como por ejemplo la que muestra a una China potenciando el libre mercado mientras la sociedad capitalista por excelencia que es la norteamericana programa aranceles y proteccionismo. ¿Se ha vuelto loco este mundo? Parecen haber muerto las ideologías y contemplamos el renacer de una sociedad nueva con criterios nuevos, con estilos diferentes y sobre todo con desconcertantes actuaciones tantas veces contrarias a los esquemas tradicionales.

Los nacionalismos están a la vuelta de la esquina y al mar nunca se le pueden poner puertas. Es inútil. Por eso aunque a algunos nos duela y sigamos afirmando la inconstitucionalidad de ciertas medidas, mucho nos tememos que tarde o temprano se van a salir con la suya. ¿Será esto bueno para cuantos lo promueven? Personalmente creo que es difícil pero es lo que hay. Una lucha por lo nuevo por desterrar esquemas y sistemas que se ven fracasados. Una lógica reacción ante sistemas viejos y caducos.

Los próximos meses sin duda nos van a deparar noticias y acontecimientos posiblemente sorprendentes, comenzando por Holanda y Cataluña.

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