Opinión

San Pablo VI

Opino que para gran parte de mi generación hoy es un día grande. En Roma va a ser declarado santo el Papa Montini que ocupó la silla de Pedro durante 15 años (1963-1978). Personalmente hay un dato en su vida que recogí en estas paginas al día siguiente de su fallecimiento y que me impresionó grandemente. Cosas del azar o de la Providencia, como ustedes quieran verlas. En mi interior fue una señal inequívoca.

Recuerdo que estaba de vacaciones en Coruña cuando a medianoche un familiar me comunicó, aquel 6 de agosto de 1978, que en Castelgandolfo había fallecido Pablo VI. Era el día de la Transfiguración pero también era el aniversario de la firma de su encíclica programática “Ecclesiam Suam”, sobre el diálogo, que marcó todo su pontificado. Fue el Papa del Concilio que marcó para siempre a la Iglesia. Con una inteligencia fuera de lo normal, una visión de futuro muy certera, con la humildad que le caracterizaba y su deseo de conectar con el mundo actual lo que le costó muchos disgustos. Fue, en esto, un verdadero mártir y lo reconoció cuando afirmaba que la gran cruz de su pontificado había sido la ruptura de Lefebvre.

El sector más conservador de la Iglesia nunca comprendió su visión de futuro ni el aggiornamento que trató de potenciar en la comunidad católica. Llegó a afirmar que el “humo de satanás” se había introducido en la Iglesia y tuvo palabras muy duras en la “Sacerdotalis celibatos”, con su estilo literario que era único.

Cuando se publica esa foto, ya célebre, suya con los brazos abiertos de par en par me recuerda en primer lugar su abrazo al mundo pero también la misma postura que solía mantener Pío XII de quien fue su mano derecha y quien le envió a arzobispo de Milán. Le faltó tiempo para hacerle cardenal y a punto estuvo de sucederle en el Cónclave que eligió a Angelo Roncalli como Juan XIII.

El arzobispo de Getafe y presidente de la Fundación Pablo VI acaba de afirmar que: “Toda su vida fue un verdadero abrazo a la humanidad fue un santo de la Iglesia y para la Iglesia. Un santo que nos sigue invitando a mirar al mundo con simpatía, a abrirnos al diálogo con la humanidad, a abrazar al hombre, imagen de Dios y sujeto del auténtico progreso humano” perfecta definición a  mi modo de ver. Montini fue el Papa del diálogo. Y el abrazo en Jerusalén en 1964 con el Patriarca Athenagoras marcó el ecumenismo.

Recuerdo y nunca se me borrará la entrevista y posterior fotografía con él en una “Visita ad Limina”, impresionaba su mirada y su cercanía.

También hoy van a ser canonizados cinco beatos y entre ellos el mártir arzobispo de El Salvador Monseñor Óscar Romero una figura irrepetible que dio su sangre en medio de una Misa precisamente como luchador infatigable por los Derechos humanos y en definitiva por ese diálogo que proclamaba Montini.

Dos santos que engrandecen la figura de la Iglesia y que sin duda a muchos nos seguirán ayudando a seguirles.

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