Opinión

"Visca Espanya"

Hay que volver una vez más al tema. En la rueda de prensa posterior al encuentro Rajoy-Mas, una persona de la concurrencia gritó interrumpiendo al presidente catalán: "¡Visca España!", reiteradamente. Si personalmente estuviese allí le añadiría lo gritado por aquella mujer en la plaza de la Sé de Zaragoza una madrugada víspera del Pilar tras el canto del himno a la Pilarica: "¡Que falta le hace!" Las cosas están llegando a tales extremos que la plegaria, el grito, se hace angustioso por esa maldita crispación a la que muchos están contribuyendo sin impedirlo y antes bien fomentándolo.

El tema catalán deja el caso Matesa y a Miguel Boyer a años luz. Aquello era un caramelo comparado con esta inmensa tarta. Cae por tierra la honorabilidad de muchos políticos a los que se está metiendo en el mismo saco. Gente que se harta de vender cabritos sin tener una puñetera cabra, llámese ésta Asunción -como la de la copla- o Recareda, que igual da. Parece que se sigue cumpliendo otro refrán: "El que a la bodega va y no bebe, por borracho se le tiene". Pues eso, casi todos ebrios cantando el "Asturias, patria querida" que es sinónimo de un fin de fiesta con alta alcoholemia.

Bromas aparte, la pugna España-Cataluña cuando menos parece desmesurada, fuera de lugar e improcedente. La Generalitat debió ver de manera reiterada aquella película de Paco Martínez Soria y "erre que erre", ¡ya está bien de incordiar! Porque lo que está consiguiendo el gobierno autonómico catalán es ganarse un merecido desprecio por parte del resto de España. Está pasando la tierra de Gaudí, Tarradellas, Verdaguer, Salvador Dalí y demás, de ser una región querida, respetada y admirada por su laboriosidad y señorío, de ser un pueblo noble y cosmopolita, a ser mosca cojonera que nos está amargando el desayuno con reiteradas noticias. Como ese vecino díscolo que en la comunidad de vecinos pretende campar por sus respetos a cualquier hora incordiando a la vecindad.

Pero a ese deseo independentista rechazado por la Constitución y la mayoría del legislativo (PP, PSOE, UPyD y otros) en el que también ellos están, se añade la credibilidad de sus protagonistas. El caso del clan Pujol es un duro golpe para Cataluña, pero también para toda la clase política española. Porque lo peor que le puede acontecer a un pueblo es que sus dirigentes le defrauden.

Viene a mi memoria una costumbre de cierto país tercermundista en el que, cuando el hijo tiene cuatro o cinco años, el padre lo sube a la cima del armario, se pone debajo y le invita a tirarse estando el padre con ademán de recogerle. Cuando el inocente niño se tira, el padre se retira y oye de su progenitor una frase terrible: "Para que no te fíes ni de tu padre". Terrible experiencia que marcará al niño para toda su vida. Pues esto es lo que puede acontecer en estos momentos a la sociedad española en general, volverse políticamente agnóstica, recelosa de todo y de todos porque... nunca se sabe por donde va a salir el toro.

Esto es para mí lo grave de lo acontecido. Y la misma Generalitat lo va a tener más difícil ahora en el momento de la desconfianza y el recelo. Quisiera equivocarme pero el caso Pujol (de toda la familia) va a tener serias consecuencias que se van a reflejar primero en Cataluña, con una abstención tremenda. Ya estaba creciendo pero ahora va a subir mucho más y esto en democracia es gravísimo.

Por eso me quedo con el grito de la señora que a la orilla del Ebro, que guarda silencio al pasar por el Pilar, "porque la Virgen está dormida y no la quiere despertar". Es necesario que espabile y. junto a la Moreneta, le echen una mano a este embrollo cada día más enrevesado.

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