Me dicen, me cuentan y me comentan que desde hace muchos años ya no existen dificultades para la renovación del Documento Nacional de Identidad (DNI). Lejos quedan las largas colas de espera, los disgustos por haber perdido el documento obligatorio (ahora ya no multan por eso) y el trastorno de presentar un motón de papeles, para llevarte de regalo un par de dedos manchados de tinta. La solicitud de cita previa tiene muchas ventajas, entre las que destaca el aviso por email, unos días antes. Sin embargo, me pregunto el porqué en Ourense la gestión la hacen funcionarios que nada tienen que ver con la Policía Nacional. Observo que para el cobro de los 11 euros de tasas no tienen ni caja registradora. Por si fuese poco, como lleguen tres personas con un billete de 50, ya tienen que salir del recinto a buscar cambio. No hay la posibilidad de abonar la cantidad con tarjeta de crédito o débito, pues también les falta TPV (terminal punto de venta). De este modo, los pobres funcionarios sufren el día a día con paciencia y resignación la carencia de medios y los cabreos de la gente. Por otra parte, la atención de ellos al público es excelente y cordial.
Para finalizar el proceso del nuevo DNI y poder gozar de la firma electrónica, en la entrada está una policía que supuestamente custodia una terminal en la que puedes activar el sistema con una clave personal, y la misma atiende a las citas previas. Resulta extraño que no haya nadie que oriente a los usuarios de cómo funciona la maquinita. Además, tiene un programa poco intuitivo en el que te limita a tres intentos para lograr tu objetivo. Así, por todo ello, permítanme recomendarles que si les toca renovar el DNI, lleven un amigo con conocimentos en software y dejen los billetes grandes a buen recaudo. Y es que como no hagan cambios en la recaudación, va a parecer que vamos en el autobús urbano, donde no es recomendable sacar un billete de 50. Supongo que cada 10 años, que visitamos las dependencias policiales para la obligada renovación, hay tiempo suficiente para que veamos cambios sustanciales. Pues a ver si es verdad y próximamente, en lugar de escanearnos el dedo índice ya nos piden el ADN.
