Opinión

Los refugiados, una oportunidad para Galicia

La historia –no siempre de la misma forma- se repite a menudo. El caso de los refugiados de países como Siria, jóvenes y bien formados, es un ejemplo claro. Hace ahora unos 75 años, miles y miles de españoles habían encontrado refugio en Francia, México, Argentina, Chile, Cuba, la Unión Soviética, Estados Unidos, la República Dominicana... o lo estaban buscando. El exilio permanente de la Guerra Civil se estima en unas 220.000 personas, si bien en algunos momentos estuvieron fuera del país unos 465.000 españoles. Ahora una gran parte de las decenas de miles de refugiados procede de Siria: todos huyen de una guerra que comenzó en el año 2011.

En plena guerra española (1936-39), Lázaro Cárdenas, presidente de México, ya tenía muchos parados en su país, como ahora le pasa a Mariano Rajoy en España o a Alberto Núñez Feijóo en Galicia, pero no por ello eludió su compromiso con los refugiados de España, que llegaron a miles a un país prometedor. Ya terminada la contienda civil española, el primero de julio de 1940, el presidente Cárdenas hizo una solemne declaración en la que se mostraba dispuesto a aceptar a todos los refugiados españoles que en ese momento había en Francia. Además, informó al Gobierno de París de que “hasta que pudieran ultimarse las condiciones del transporte, todos los republicanos españoles estaban bajo la protección diplomática de México”. Un ejemplo para el mundo y también un ejemplo para otros países más desarrollados.

Galicia es un pequeño país de menos de 3 millones de habitantes –los mismos que tenía por cierto EEE UU cuando nació su ahora gran nación de 350 millones- que no se aprovechó de la inmigración de la época del presidente Rodríguez Zapatero. Perdió aquel tren en años de vacas gordas, su curva demográfica siguió hundiéndose y muchas de sus aldeas se quedaron sin gente. Ahora puede recuperar el tiempo perdido.

En condiciones de sentido común –y no digamos de solidaridad-, Galicia debería estar en la vanguardia de la acogida de refugiados. Porque un país con 1.500 localidades sin habitantes y otras 2.000 con una o dos personas podría estar preparando la manera de recuperar su vida rural y de mejorar su preocupante curva demográfica. Es decir, de ayudar a mucha gente y de ayudarse a sí misma. Por eso mismo, los refugiados son una gran oportunidad para Galicia.

¿Qué sentido tiene que en Galicia haya 1.408 núcleos de población completamente abandonados que esperan comprador? ¿Y qué futuro tiene un país donde en 1.900 aldeas sólo hay uno o dos habitantes.

Representando un 5% de España, resulta que el 50% de las 3.000 poblaciones sin habitantes de España están en Galicia.

¿Por qué el discurso de la canciller alemana, Angela Merkel, no es el de los gallegos Mariano Rajoy y Alberto Núñez Feijóo? A pesar de todos los pesares y de sus miserables recortes presupuestarios, no puede negarse que Angela Merkel lanzó un claro mensaje a favor de la integración de los refugiados que llegan a Europa.

La cancillera alemana considera, como el presidente Lázaro Cárdenas en los años 30 y 40 del siglo pasado, que el reto al que se enfrenta su país es mayúsculo, pero que puede salir beneficiado de él. “Si se hace bien, entraña más oportunidades que riesgos”, dijo Angela Merkel en el Bundestag, la Cámara baja del Parlamento alemán.

Entre los contables y los estadistas siempre hubo diferencias. ¿O no?

@J_L_Gomez

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