Opinión

España necesita hombres resolutos

Según la acepción de la Real Academia Española, resoluto significa: "Dicho de una persona: Que obra con decisión y firmeza". Son pocos, pero los hay. No obstante, probablemente abundan más los que en tiempo de crisis y paro ostensible se ven involucrados en el vocabulario: soborno, prevaricación, cohecho, tráfico de influencias, etcétera. Imputados por aquí, imputados por allá como si fuera el asalto como en las películas de cowboy. Y, a veces, inmersos en la trama con nombres como Pokemon, nombre de significado misterioso que no figura en el rico vocabulario de la RAE.


La prensa, en primera plana, para que no se nos escape, un día y otro nos refiere noticias como las siguientes: miércoles, 19, La Región: "Diez instituciones de Galicia investigadas en otra trama de corrupción". En la misma fecha, en otro periódico gallego: "Se desata la operación Patos. Nuevo golpe contra la corrupción en Pontevedra, Vigo, Ourense y Santiago". Esto se aproxima a entender (a reserva de las actuaciones judiciales) que en buena parte de nuestra amada Galicia existen los listillos.


Rosalía de Castro ¡ay! Cuando versificaba: "Miña terra/ miña terra...", mal sabería que hoxe a nosa terra está infectada e parece como si ganar os cartos é o único obxectivo. Inconscientemente me estaba  apartando del motivo por el cual he titulado estas líneas "España necesita hombres resolutos". Y entre los resolutos destacados figura José Luis Suárez, presidente de la empresa constructora Copasa, con central en Ourense y obras importantes licitadas por diversas partes del planeta, como por ejemplo la de 6.736 millones de euros para conectrar las ciudades santas de Medina y La Meca, y otras muchas de importante relevancia.


Mientras tanto, mezclando conceptos, aún existen políticos gallegos que después de cobrar buenos estipendios utilizan el Parlamento como si fuera un estercolero, bien sacando un zapato o llamando "merdento" al presidente Feijóo. Dijo William Shakespeare: "Si a cada cual se le diese su merecido, ¿qué hombre podría escapar del látigo?". Evidentemente los hay que no. En este estado de cosas mis elogios (que provienen de un jubilado de edad provecta) son para el resoluto José Luis Suárez.

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