Opinión

Meter mano

Las palabras "meter mano" tienen distinto significado según las circunstancias e incluso en los períodos de tiempo de su empleo. "Meter mano", según el recién editado Diccionario de la Lengua Española, es "manosear con intención erótica". Esto de meter mano viene a ser algo así como cuando en parques y jardines buscando un lugar un tanto íntimo se acaramelan las parejas o, aunque parezca vulgar, sobarse, manosearse lascivamente. Hoy, él y ella -los tiempos han cambiado- "pasan" y mientras en la cafetería tomo café con la dosis de los tres churritos ya, a hora temprana, practican con vehemencia cariños y arrumacos.


Pero eso no es noticia sino historia. Recordemos la figura mítica de Venus, la diosa de la belleza, el amor y la sexualidad. Al muy distinto concepto de "meter mano", me agrada mucho menos meterle mano. Porque en la España de la copla "España no hay más que una", en cambio in Spain, aparecen en cantidad metiendo la mano en donde no debieran, proliferan los ínclitos ¿para qué citar nombres si reiteradamente aparecen uno y otro día en la prensa? Como muestra, basta con leer La Región de tan sólo dos días (miércoles, 22,  y viernes, 23), amén de otros periódicos gallegos.


En el primer párrafo de estas letras hice referencia al recién editado Diccionario de la Lengua Española. Un detalle simpático y no falto de sapiencia es una de las acepciones de la palabra "tarjeta", que dice así en sentido figurado: "A algunos políticos habría que sacarles la tarjeta roja". La trama está en alza. Ojalá la Bolsa estuviera en paralelo.


En medio de todo esto, a la Judicatura no le falta trabajo. El mundo está muy necesitado de justicia. ¡Qué bonitas son las bienaventuranzas! "Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán hartos". Estimadísimo lector: ¡Así está España!

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