Opinión

Palabras superfluas

El diccionario de la Real Academia Española es como un océano, no por su número de especies marinas, pero sí de palabras. Noventa y tres mil vocablos y ciento noventa y cinco mil acepciones. Es nuestro amplio camino para hablar y escribirl. Es ese vocabulario que comienzan articulando los bebés: "Mamá, papá".

Componer un diccionario como el de la RAE es un trabajo arduo que requiere amplios conocimientos, entre otras materias, de la etimología filología. No obstante me atrevo a decir que si bien la amplitud de vocabulario facilita el terreno, incluso, para los Premios Nobel de Literatura, también existen palabras que pudiéramos llamar "superfluas". Por ejemplo, la palabra morir aparece definida en el diccionario de la RAE de esta forma: "Llegar al término de la vida". Son palabras claras y suficientemente precisas.

Por otra parte, en el diccionario de la RAE, como si fuera de coña, también está la palabra "Diñar" con idéntico significado que morir: "llegar al término de la vida". La gran diferencia estriba en que cuando una persona fallece pienso, si no me equivoco, que jamás hemos leído una esquela que diga: que la señora o el señor equis las "diño" a tal o cual edad.

Esto me recuerda a un periodista profesional especializado en buscar con pinzas las palabrejas para complicarle la vida al lector que no puede llevar consigo el diccionario a la cafetería. Señores miembros muy respetados del la Real Academia Española: pido perdón por mi osadía - No olvidemos que el presidente de la Real Academia Española, Darío Villanueva, es de Vilalba. Además de presidente gran persona, pero muy mal político pues no puedo olvidar que en una entrevista, a pregunta de la periodista, contestó que sería un mal político, "pues era capaz de darle la razón a la oposición". Y no sigo escribiendo... ¡por si las diño!

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