Opinión

La política y 
la sonrisa

La política y la sonrisa forman una dualidad inseparable que en determinados casos -la sonrisa- es una falsa apariencia cargada de cinismo e hipocresía. A poco que observemos la ilustración gráfica en los periódicos o programas televisivos en los que intervengan el jefe del Gobierno o los mandamás de otros partidos acompañado de otro u otros miembros del partido, nos daremos cuenta de que en señal de aprobación, los subordinados, los trepadores, los arribistas, los deseosos de ascender en el escalafón, ríen o sonríen las palabras de los líderes para adquirir méritos. Y lo hacen tan bien que parece como si hubieran seguido cursos de declamación.

La política es una ciencia que requiere saber o erudición. Y no olviden que existe la carrera de "Licenciatura en Ciencias Políticas". En el campo de la política a veces no es suficiente con saber; hace falta el influyente que te de un empujón. Y para ello hay que mimar al influyente riéndole las gracias (aunque no tenga gracia) o yendo al grano sin circunloquios o eufemismos "hacerle la pelota". Después de tanto jabón del político adulador con tacto y maña para aplicar la vaselina, puede que su superior al llegar a casa se mire al espejo diciendo: "Debo de ser simpático".

Después de tanta noticia que nos alegra la vida ¡Uf!, como, por ejemplo, las tarjetas "B" de Caja Madrid, el españolito ya de nada se asusta. Y como las hemerotecas son delatoras, cierto conselleiro de la Xunta de Galicia, en periodo electoral, cuando Manuel Fraga Iribarne contaba ya con cerca de 83 años de edad, después de dejar atrás un historial político con cargos de mucha responsabilidad desde el Ministerio de Información y Turismo pasando por los de vicepresidente del Gobierno para Asuntos de Interior, ministro de la Gobernación y otros que omito para no hacer prolijo el contenido de estas líneas, amén de 16 años como presidente de la Xunta de Galicia, con esta edad y el desgaste que supone este historial, un conselleiro de la Xunta en entrevista en un diario gallego, se le ocurrió decir que Fraga "estaba en lo mejor de su vida". Este artículo no es noticia, los pelotilleros, hipócritas y aduladores forman parte de la historia. Siempre los hubo, hay y habrá. Incluso Sancho Panza le hacía la "rosca" a don Quijote.

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