Opinión

Reunión en la moncloa

La reunión celebrada en la Moncloa entre el presidente Mariano Rajoy y Artur Mas terminó como era de esperar. La Constitución Española con pocas letras es clara, muy clara, diáfana, transparente, perfectamente inteligible aun para los profanos en Derecho, porque el motivo de la reunión fue cuestión de ley, de la llamada Carta Magna, o sea el código fundamental del Estado.

Rajoy se cerró herméticamente en lo dispuesto en el artículo número 2 de la Constitución que dice así: "La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la nación española, patria común e indivisible de todos los españoles y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades que la integran y la solidaridad entre todas ellas". Y en términos elementales, pero con la misma luz del planeta rey, el Sol, se pronuncia la Real Academia Española al definir el vocablo indisoluble: "Que no se puede separar". En cuanto a indivisible: "Que no se puede dividir".

La entrevista entre Mariano Rajoy y Artur Mas es el resultado del antagonismo del presidente del Gobierno aplicando estrictamente la ley, insistiendo en que el referendo no se celebrará y la tozudez, la terquedad de Artur Mas diciendo que sí se lleva a cabo, aunque Rajoy dejó patente que la unidad de España es innegociable, que viene a ser algo así como que España no es mercado de una feria.

Uno quisiera saber -aparte del ya sabido espíritu separatista de Mas y su postura de desacato constitucional- qué beneficio reportaría a Cataluña si la ilusoria aspiración de Artur Mas prosperase. La aspiración de Artur Mas tiene la vía de la Reforma Constitucional prevista en el artículo 166 de la Constitución. ¿Por qué no lo intenta? Si España pudiera dividirse en porciones como si fuera la rica tortilla española partida en pinchos, también Graíces, parroquia del Ayuntamiento de A Peroxa (en donde yo nací) pudiera pedir la separación del Ayuntamiento. ¡Vaya lío! En medio de todo esto, el conocido periodista y hombre de radio Carlos Herrera ha dicho: "Una discusión racional con Artur Mas es imposible".

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