Opinión

Salvemos al "hijo" Ramón Espinar

Pobre Espinar, en qué lío andas metido. Quién te iba a decir que aquel olvidado episodio ocurrido hace diez años iba a salir a la luz pública ahora, máxime cuando estabas en el cenit de la gloria y a punto de derribar las puertas que te iban a conducir al paraíso del poder. ¿Por qué precisamente ahora?, ¿quién puede estar interesado en estigmatizarte ante la opinión pública? y precisamente en el asunto sobre el que siempre has incidido como una mala praxis de la clase poderosa

Ramón, no te preocupes, tú no eres responsable de nada, sólo te has visto inmerso en un asunto del que tú no tienes ninguna culpa. Sólo has sido un buen hijo, sólo has contribuido a defender los intereses familiares. Por eso te libero de todo y por eso quiero defenderte. Te has visto obligado a representar la interpretación más difícil de tu vida y todo ello porque no quieres contar la fábula o el cuento que me acabo de inventar. Es sólo una elucubración mía que podría ayudar a salvarte, pero tú no hagas ni caso a esto.

Había una vez una familia que a la hora de comer tenía esta hipotética conversación.

-Hijo quisiera hacer una inversión inmobiliaria ahora que es un buen momento, se trata de unos pisos en Alcobendas, pero yo no puedo aparecer comprándolo ya que supero los ingresos que piden y por eso lo vamos a poner a tu nombre.

-Lo que tú digas papá, pero mira bien que yo sólo tengo los ingresos de la beca y a ver como justifico el pago de la hipoteca.

-No te preocupes, para la entrada te hacemos un préstamo mamá y yo. Tú compras el piso y después lo vendemos y nos ganamos unos dinerillos. Nos devuelves lo prestado, y en cuanto a la hipoteca yo te pago esos meses y como la operación se hace dentro del año, mal será que Hacienda se meta.

-Ok, tú me avisas y yo voy al notario y firmamos el préstamo de los 60.000 euros.

Hasta aquí el cuento.

Querido Ramón, una vez que firmaste la venta del piso nueve meses después, te olvidaste totalmente del asunto, nunca más recordaste aquel episodio. Incrementado el peculio familiar tú ya habías hecho lo que a un buen hijo se le puede exigir. Empezaste tu carrera política, seguiste ascendiendo y ahora te estalla en plena cara lo que selectivamente habías omitido.

Tú, Ramón, no compraste nada, tú no vendiste nada, tú no ganaste nada, eras simplemente lo que en términos vulgares se llama “testaferro” de otro. Tú en realidad a tus 21 años no querías comprarte un piso para formar tu futuro hogar con tu futura mujer e hijos, en una previsión impropia de un estudiante de cuarto o quinto de políticas. Eso se hace después, es decir cuando se acaban los estudios y ya se tiene un trabajo estable. Tú en aquel momento no tenías ni una cosa ni otra y evidentemente tus aspiraciones no era urbanísticas. Es por todo lo expuesto por lo que quiero salvarte y no culparte de nada.

Entiendo que toda la anterior especulación mía tú ni quieras ni puedas utilizarla para intentar esquivar el balón que te alcanza. Tú, querido Ramón, has optado por otra vía -que te honra- de querer salvar a tus familiares, pero lo que has comentado es inverosímil e impropio de la inteligencia que te presupongo.

Señalas que vendiste el piso porque no podías pagarlo. ¿Quieres hacernos creer que tú en marzo pensaste que sí podías pagarlo y que luego te diste cuenta de que no? ¿Qué pasó en esos nueve meses?, ¿viniste a peor fortuna en ese tiempo? Te recuerdo que tu economía era igual de mala en marzo que cuando vendiste el piso, es decir, 100 euros menos que el importe de la hipoteca, y tus ingresos eran sólo la beca ya que no tenías trabajo, eras un simple estudiante que vivía en casa. No cuela. Pero otra pregunta: ¿quién te pagó las cuotas de la hipoteca durante esos nueve meses entre la compra y la venta?, ¿las pagaste tú con tu beca o también te las prestaron tus progenitores?

Tengo, para finalizar, otras cuatro preguntas que hacerte. Tú no puedes renegar de tus orígenes, pero no teniendo ninguna relación con Alcobendas –no estabas ni empadronado- ¿quieres hacernos creer que la venta de la cooperativa del piso se debió al azar o a la suerte? ¿Qué méritos tenías tú que no tuviese otro joven estudiante de 21 años de Alcobendas? ¿Sabías que tu padre y el alcalde de Alcobendas en aquel momento eran miembros del Consejo de Caja Madrid? ¿No te parece excesivo sacar una rentabilidad a la inversión del 20% en 9 meses?

Ramón, sé que estás pasando un mal momento. Sé que todo esto afectará a tu capacidad argumentativa futura. Quiero que sepas que te comprendo pero no puedo justificarte, pero sí pido a todo el mundo que te salven como un buen hijo pero que te condenen como “político llamado a alcanzar el cielo”. Te queremos.

Te puede interesar