Opinión

Coincidiendo con Pitis

Si el acto  de la mañana de ayer junto al Miño fue bonito mientras duró,  seguro que perdurará en el recuerdo de los pontinos mucho tiempo. Especialmente y de por vida en los pocos años que nos resten a los de la generación de Pitís. Que Luis López Salgado era un personaje muy especial quedaba ya muy  claro desde aquellos momentos en que coincidíamos cruzando el Puente Romano cuatro veces al día de casa a Salesianos. Era líder. Marcaba. Fueron pasando los años y Pitís, con un año más, sobresalía en el curso siguiente al mío. En detalles, siendo uno de ellos el periódico mural, y después, el teatro. A veces coincidíamos en la misma obra. Y luego, cuando empezamos a conocer el baloncesto que habían sembrado en Ourense los catalanes castigados por Franco a venir a Ourense , entrábamos en ese deporte.

Cuando en los años cincuenta dejamos el colegio, Pitís y yo, todavía más compenetrados, prolongamos estas actividades. Un día el deporte ourensano hará justicia al evidente hecho de que tanto tuvo que ver en el lanzamiento del baloncesto en Ourense aquel que se practicaba en El Puente. Vamos, en esa zona que ahora se llama modernamente A Ponte. Nosotros seguimos siendo de El Puente. Jugábamos o arbitrábamos los que "no veíamos aro",  entre las ruinas de un almacén de mercancías y luego en una cancha construida con tierra traída de diferentes lugares con los camiones del padre de Mosquera . Siempre entre las ruinas de lo que fuera Estación.

Debutamos en el desaparecido Cine Yago con "El Verdugo de Sevilla" de Muñoz Seca, en el que Pitís interpretaba a un coloso circense que hacía ejercicios de fuerza y era huésped de la fonda donde habitaban los demás personajes. Luego Pitís fue el dueño de la tienda donde trabajábamos los diferentes personajes de "El último mono" de Arniches. Pitís se negó a tomar parte en "Criminal de guerra" de Calvo Sotelo, "porque non é obra para O Puente”, y acertó de lleno. Pero nos repusimos él y yo, mano a mano con "La visita que no tocó el timbre", también de Calvo Sotelo, con la presencia de Rosa María Couto y la dirección de un hombre de cine, Amador del Villa, que había afincado aquí.

Más. Fuimos creciendo. Actividades más o menos próximas. Hasta que más tarde volvimos a coincidir en La Región. El,  procedente de su Central Publicidad, yo de la radio, a la que había llevado  mi actividad teatral.  Su personalidad jugaba un papel importante en la edición internacional de La Región. Un dia, visitando a mi hijo en la Agencia Galega de Noticias de Santiago, pude escuchar a Pitís, contando sus experiencias internacionales. Y, cuando trabajaba  en La Región-Madrid, se encargaba de indicarme el teatro que debía visitar y al día siguiente a mi lado, en la retransmisión del partido en la capital de España. 

Por eso, queridos, al lado de los suyos, fue tan bonito el acto de ayer. Inolvidable.

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