Opinión

Actitudes reiterativas

En repetidas ocasiones nos hemos referido a las nada edificantes sesiones plenarias de nuestro Concello. No sucede, afortunadamente, con todas, pero cuando ocurre algo fuera del contexto del decoro, lamentablemente, tiene bastante eco social. Parece más fácil poner un titular a un enfrentamiento entre ediles que a la aprobación de un tema. Porque todo esto está inmerso en un morbo recriminable.

Y esto pasó en el último pleno, donde nuevamente se instaló la bronca y el intercambio de improperios o expresiones despectivas que provocó el abandono del salón por parte de algunos representantes de la oposición, y obligó al alcalde a suspender momentáneamente la sesión. Un receso para ver si se calmaban los ánimos. Unos se quejaban de que se les faltaba al respeto y otros que eran objeto de insultos. La historia se repite, al igual que en la pasada legislatura municipal.
En otras ocasiones, comentando estas desagradables escenas que se producen en el “palacio municipal”, enfatizamos respecto a lo nada edificantes que resultan y, además, la mala imagen que generan entre sus protagonistas cuya última responsabilidad no es otra que dirigir, unos como gobierno y otros como oposición, los destinos de la ciudad. Como ya hemos dicho otras veces, a la denominada “clase política”… lo que le falta precisamente es clase.

El decoro y la cortesía parlamentaria es lo que debe presidir cualquier sesión de estos representantes públicos. Cualquier debate únicamente tiene que atender a las pautas normales de cualquier discusión: exposición, razonamiento y una fluida oratoria, lo que implica huir de las descalificaciones personales. Porque si repasamos los anales plenarios de este Ayuntamiento, descubriremos un completo prontuario de improperios e imprecaciones, con epítetos censurables. Porque una sesión plenaria se caracteriza por su grado de sobriedad y también solemnidad y consecuentemente, quienes intervienen en la misma tienen que comportarse conformes a las pautas exigidas a quienes ostentan una representación pública.

Para reflexionar les dejamos este pensamiento del filósofo frigio Epicteto: “Piensa antes de hablar para asegurarte de que hablas con buena intención. Irse de la lengua es una falta de respeto hacia los demás. Descubrirte a la ligera es una falta de respeto a ti mismo”.

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