Opinión

Actos vandálicos

Los datos son bastante elocuentes. Durante el pasado ejercicio, el Concello de Ourense destinó trescientos mil euros (dobla la media del coste de las reparaciones en años anteriores) para reponer el inmobiliario urbano objeto de ataques vandálicos. El alcalde, Jesús Vázquez, señaló que es fundamental mandar un mensaje a la sociedad y se refirió a la importancia de las consecuencias personales con este tipo de actitudes. Como se informó, la Fundación APES (Asociación de Prevención e Educación Social), que fomenta el voluntariado y la participación entre el alumnado, está trabajando en campañas para la prevención de conductas de riesgo en menores con cuatro proyectos en otros tantos colegios de la ciudad. Y esos datos se dieron a conocer en un acto público de presentación de este programa.

Este tipo de iniciativas son merecedores del aplauso general y del reconocimiento de toda la sociedad. La cuestión primordial es inculcar esos valores que dignifican al ser humano y que de un tiempo a esta parte se han ido perdiendo. Claro que esa misión, como se ha dicho hasta la saciedad, empieza en el seno familiar. En el colegio, el niño/joven tiene que formarse académica y humanísticamente, pero nunca perdiendo el norte de lo que implica formar parte de una sociedad, de saber convivir dentro de un clima de respeto, tanto hacia los demás congéneres como hacia el entorno físico, en este caso, todo lo que conforma estructuralmente una ciudad en su concepto urbano.

El vandalismo urbano es una consecuencia de esa deficiencia en la educación de la persona, porque conlleva una total falta de respeto y manifiesta una carencia absoluta de la condición básica de un buen ciudadano: comportarse con urbanidad, expresión que deriva de latín “urbanitas-atis” y que a su vez se interrelaciona con la urbe. Comportarse con “cortesanía, comedimiento, atención y buen modo” como dice el DRAE.

Como decía el filósofo estoico frigio Epícteto en su “Manual de vida”: “Todos formamos parte de una comunidad humana vasta, intrincada y perfectamente ordenada”. Y añade: “Estés donde estés, compórtate siempre como si fueras una persona distinguida”.

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