Opinión

La cortesía del peluquero

En un local de la ciudad que acogía a una peluquería de caballeros, aparece en la puerta un cartelito donde reza: “Cerrado por jubilación”. Hasta aquí, este tipo de mensaje suele ser frecuente. Un negocio se cierra por cese de actividad debido a que su propietario se jubila y no hay quien continúe al frente del mismo. No obstante, nos llamó la atención lo que ponía más abajo en el mismo letrerillo: “Un afectuoso saludo a mis clientes”.
Y es que esta última frase no suele ser habitual, de ahí que nos llamase la atención y más aún en unos tiempos en los que la cordialidad, la cortesía y la educación atraviesan por un mal momento. Este profesional ha tenido el buen tono de dejar constancia de su agradecimiento a cuantos durante muchos años pasaron por sus instalaciones. Y seguro que con más de uno se ha granjeado una larga amistad.

Aquellas personas que practican en el ejercicio de su actividad cotidiana, tanto personal como profesional, los buenos modales y la buena educación, siempre dejan más huella que aquellas otras que obvian cualquier trato afable con los demás. Es un principio básico de civilidad sobre el que se asientan las bases de unas sociedades desarrolladas. Porque desarrollo no es sólo un signo de evolución industrial y económica, también es una muestra de un desarrollo social y éste implica las buenas relaciones entre los individuos que forman esa sociedad.

Si echamos una ojeada a antiguos manuales de urbanidad, advertimos una serie de consejos relacionados con el trato con los clientes: “Algunos clientes disfrutan cuando se les da conversación y se les rodea de atenciones, mientras que a otros les molestan esos torrentes de palabras”, y por eso se recomienda que se apliquen ciertas nociones de psicología relacional. Así pues, hemos querido resaltar ese detalle de cortesía de este profesional de la peluquería jubilado.

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