Opinión

Debate lenguaraz

Así podíamos calificar el pleno municipal extraordinario celebrado el martes en el ayuntamiento de la capital. Eso si, un debate efímero, pues los ha habido que han durado bastante más. Claro que cuando aplicamos el vocablo “lenguaraz” es el en sentido literal de la expresión (“deslenguado y atrevido en el hablar”).

Hacía tiempo que el foro edilicio no registraba una sesión tan agria, que además era frecuente en la pasada legislatura. El portavoz de la oposición, representada por DO, tildó al alcalde de “sinvergüenza” con el apellido luego de “maleducado”. El regidor le llamó al orden, pues así está contemplado en el Reglamento que rige los plenos y donde el artículo 78 contempla que el alcalde podrá llamar al orden a un concejal cuando “se profiran palabras ofensivas ou desconsideradas ou se pronuncien frases atentatorias ó prestixio da entidade, das institucións ou das persoas”.

La intervención del portavoz de DO tuvo como colofón el abandono del hemiciclo municipal por parte de todo el grupo político cuando además se debatía una propuesta presentada por ellos mismos.

La deplorable escena vivida en el salón de sesiones de la Casa Consistorial pone de manifiesto que hay políticos que tienen una asignatura pendiente con el saber estar y los buenos modales. Porque jamás un representante público puede perder los papeles en ningún debate, donde se esgrime primero la razón del argumento y nunca lanzar improperios contra el adversario. Tiene que ser circunspecto. Tampoco es obligatorio que domine la retórica ni que hable con exornación. Basta con que actúe con educación y respetando a los demás interlocutores.

Apliquemos la frase del pensador y filósofo alemán Arthur Schopenhauer: “El que quiere que su opinión tenga crédito debe enunciarla fríamente y sin pasión”.

Te puede interesar