Opinión

Un discurso regio y apostólico

El ourensano Miguel Angel Santalices Vieira, en su calidad de presidente del Parlamento de Galicia, presentó, en representación del rey Felipe VI, la Ofrenda Nacional al Apóstol Santiago. Y cumpliendo con la tradición de esta ceremonia litúrgica, pronunció unas palabras en el mismo sacro espacio que ocupaba como tal delegado regio en la magnífica catedral compostelana y que lucía con orgullo un restaurado Pórtico de la Gloria.

De su discurso queremos destacar algunas de las afirmaciones vertidas. Por ejemplo, cuando reclamó un “consenso” y “fórmulas imaginativas” a los dirigentes políticos para afrontar desafíos como la preservación del Estado de bienestar o la crisis demográfica. “Preservar a viabilidade do Estado de benestar -que se manifesta través da sanidade, a educación, os servizos sociais, a atención as persoas en situación de vulnerabilidade, o sistema público de pensións e tantas outras prestacións- constitúe unha obriga moral que a todos concerne”, precisó, añadiendo que es una meta difícil, pero alcanzable.

Se refirió también a la necesidad de crear las condiciones adecuadas “para que criar e educar aos fillos deixe de ser unha ousadía para os seus proxenitores é unha necesidade imperiosa; facilitar a conciliación debería ser unha prioridade en calquera contorno laboral”. Porque “sen nenos non hai futuro”. Una aseveración plenamente acertada porque es fundamental en una sociedad moderna. Sentar las bases de una educación. Y en este sentido también aludió a la juventud para que se impregne de valores humanos y, una vez concluida la etapa formativa, “atope un futuro laboral estable que lle permita formar unha familia e construír unha sociedade mellor”.

Y el oferente asimismo hizo votos “por cada un dos españois e galegos -tamén cantos exercemos responsabilidades públicas- para que nos esforcemos por actuar con rectitude e honestidade, na procura dunha sociedade máis xusta, harmoniosa e inclusiva”. Un deseo que confiemos lo haya escuchado atentamente el Apóstol, pues buena falta hace que se actúe en la vida con semejante honestidad y rectitud. Quizás por eso, el presidente del Parlamento de Galicia se refirió a los casos de corrupción “que afectan á credibilidade das institucións. Con independencia dos feitos que deben xulgar os tribunais, resulta imprescindible que todos pidamos desculpas –con responsabilidade ou sen ela- polos erros cometidos e seguir reforzando os mecanismos de prevención para impedir que accións deste tipo podan repetirse no futuro”.

Un discurso plagado de ruegos más que imploraciones, porque éstas conllevarían alguna lágrima, y el delegado regio se mantuvo emocionado, pero estoico. En su digno papel que representaba, incluyendo la exigida etiqueta.

Te puede interesar