Opinión

Enseñanza o adoctrinamiento

Esa es la cuestión. Enseñar es simplemente instruir. Cuando la enseñanza se salpica con otros contenidos al margen de los puramente pedagógicos y éstos se fundamentan en la difusión de informaciones tamizadas por un determinado filtro político, entonces se convierte en adoctrinamiento.

La historia está trufada con este tipo de acciones, porque un aula es un espacio donde quien tiene la responsabilidad de formar, tiene también la potestad de instrumentar sus conocimientos con el sesgo que le quiera otorgar mientras sus discentes asisten impasibles a esta práctica que nada tiene que ver con los principios básicos de la educación reglada y la lección del día se convierte en una arenga.

Traemos a colación este comentario a raíz de los acontecimientos que últimamente se están produciendo en Cataluña debido al pretendido referéndum del domingo. De hecho, ha habido denuncias porque en centros educativos -colegios, institutos, universidades- se estaba propiciando una tendencia en favor de esa consulta que promueven los segmentos separatistas o independentistas del poder catalán. Se habla de movilización en las aulas, de asistir a concentraciones o manifestaciones de apoyo, todo en defensa de los derechos, de la democracia y para evitar que éstos sean pisados por el poder central mediante acciones “contra las instituciones y el autogobierno catalanes". 

Y es que hace unos meses, la Asociación Nacional de Editores de Libros y Material de Enseñanza había denunciado ante la Administración central las presiones de las comunidades autónomas para redactar los contenidos de los libros, lo que implicaba derivar en un «adoctrinamiento», calificando de “extrema gravedad» que se puedan utilizar los manuales escolares para reescribir la historia o hacer apología de una determinada ideología.

Por otro lado, un informe del sindicato catalán de profesores AMES ha comparado los manuales de Ciencias Sociales de 5º y 6º de Primaria de las siete principales editoriales que se distribuyen en Cataluña, concluyendo que en los textos que manejan los alumnos de entre 10 y 12 años hay «planteamientos ideológicos partidistas» y «tendenciosos»

Pero es como clamar en el desierto. La vida sigue igual, que diría nuestro Julio Iglesias. Cada uno a lo suyo… en bien del interés general.

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