Opinión

La imagen personal del taxista

El conflicto surgido recientemente con el colectivo de los taxistas, nos permite traer a colación una de las reclamaciones que hacían los usuarios cuando se les preguntaba sobre este paro o huelga por parte de estos profesionales. Nos estamos refiriendo en concreto a las quejas suscitadas en relación con el servicio prestado por parte de algunos taxis y no hablamos de poner el aire acondicionado o la música o emisora que se escucha, que también comentaron, sino al aspecto de la propia imagen personal del taxista.

En esto, si tienen una competencia con los chóferes de los VTC (Vehículos de Turismo con Conductor), que van trajeados. La cuestión además es que, en el caso Barcelona, el Instituto Metropolitano del Taxi de Barcelona, en mayo pasado, había endurecido la regulación de la vestimenta de los taxistas, no permitiendo que vayan con bermudas, tirantes, chándal, ropa deportiva ni chanclas con el objetivo de mejorar la imagen del colectivo, Hasta ahora la normativa establecía que la vestimenta de los taxistas debía adecuarse a las normas sociales, es decir, se limitaba a que ésta no oliera mal, ni estuviera sucia.

Por su parte, hace cinco años, el Ayuntamiento de Madrid había aprobado la modificación de la ordenanza reguladora del taxi, que estaba vigente desde 1980, y en la misma, respecto a la indumentaria de estos profesionales, prohibía la utilización de prendas y calzado deportivo y de baño, así como los pantalones cortos, camisetas sin mangas y sandalias… Con esta ordenanza se pretendía ofrecer una buena imagen y que cuando alguien coja un taxi  sepa que va a ser  atendido con esmero, diligencia, profesionalidad… y decoro en  la indumentaria. En la anterior ordenanza se decía  que los taxistas  “deberán cuidar su indumentaria en perfecto estado de limpieza, y su aseo personal será correcto y en su relación con el público, guardarán la máxima compostura, corrección, educación y cortesía”.

Algo similar sucedió en  Brasil con motivo de su Mundial de Futbol, pues mediante un decreto, los taxistas de Sao Paulo no podían vestir ni bermudas ni sandalias, llevar el cabello y la barba bien arreglados o las uñas limpias.  además de recibir al pasajero con "optimismo y alegría" y no decir "palabrotas” y mucho menos, polemizar sobre fútbol, estipulando un código de vestimenta: camisa, jean oscuro o pantalón de vestir, cinturón, así como zapatos y un blazer para los días de frío.

De todo esto se deduce que existe una preocupación por la cuestión de la imagen personal de estos profesionales que tienen que estar en permanente contacto con su cliente y éste demanda educación, atención y esmero. Obviamente, siempre hay, afortunadamente, quien asume estas normas sociales, pero, como en otras profesiones, otros   “dan el cante” y no precisamente “jondo”.

Te puede interesar